Nació en Lima el 29 de Agosto de 1963. Obtuvo su título de Abogada en laPUCP. Es Master en Jurisprudencia...

El insulto como estrategia política, por Rosa María Palacios

En vez de gastar en granjas de trolls, la MML debería responder. Tarde o temprano lo hará. Si no es ante los ciudadanos, rendirá cuentas ante la Contraloría, la Fiscalía y el Poder Judicial. 

En una campaña con 43 partidos políticos (hasta hoy una sola alianza anunciada), la ausencia de mensajes con contenido ideológico es notable. Algunos, pocos, se adscriben al marxismo, al socialcristianismo o al liberalismo, pero la gran mayoría son cascarones en busca de un mensaje. En ese contexto, mucho más útil y pragmático que un ideario, un plan de gobierno o, al menos, una lista de 5 puntos no negociables es la presencia del asesor en comunicación. Ese que, reunido con el candidato y cuatro o cinco de la cúpula, convence cómo debe comunicarse, al margen de qué es lo que debe comunicarse. Finalmente, para ganar una elección, en partidos que funcionan como asociaciones en búsqueda de la captura del poder en favor de intereses particulares (siempre negociables), lo que importa es el arte del engaño.

Tengo la impresión de que a los asesores políticos no les gustan las alianzas. Finalmente, nadie quiere perder su contrato (una alianza requiere un comando único) y, además, eso de fijar una agenda de posiciones comunes interesa menos que establecer, de entrada, candidaturas. Así que, hay que comenzar por ejecutar lo obvio: primera acción urgente del candidato es distanciarse del gobierno y del Congreso. Una estrategia razonable cuando ambos poderes tienen 95 % de desaprobación. Sin embargo, el problema está en que esa sugerencia es muy difícil de ejecutar para los 10 partidos que ganaron las elecciones parlamentarias del 2021. Sobre todo, para los que, desde una posición de poder, han controlado la mesa directiva del Congreso o han votado sistemáticamente dentro del pacto tanto en blindajes al poder (Dina Boluarte exonerada, por ejemplo) como en las leyes a favor del crimen organizado.

Hay, pues, que fingir distancia. ¿Cómo hacerlo? Desde una estridente radicalidad. En ello está abocado el alcalde de Lima y esa es la única explicación racional que se puede construir frente a un sujeto que balbucea insultos en todas sus presentaciones. El objeto de sus agravios está deliberadamente construido para presentarlo como el salvador frente a esa “amenaza”. Así, la “mafia caviar comunista terrorista asesina ladrona asco” es una supuesta organización del mal que él vencerá. Pero, como la política es antropomórfica, necesita caras. De ahí que repite nombres como si de letanía se tratara. Mejor si hace años están fuera de la política y mucho mejor si se trata de periodistas independientes. Insultar a la prensa tiene el doble papel, además, de amedrentarla.

Pero, la contradicción de esta pretendida radicalidad disruptiva y la presencia real en todos los espacios de poder autoritarios hoy (regional, local, parlamento, otros poderes del Estado) solo lleva al fracaso. No es creíble en absoluto. ¿Cuál es entonces el siguiente paso? Mayor radicalidad que lleva al enfrentamiento verbal con los aliados. Es decir, incluir nuevas caras. No es casualidad que López Aliaga incluya en su lista de insultos de los últimos días a la Contraloría “figureti”, o al ministro de Transportes y Comunicaciones. Escalada que termina esta semana con “todo el gobierno está contra nosotros”. Víctima de la burocracia de APP y de Dina, creen sus asesores que pueden consolidarlo como “oposición”.

Es verdad que López no está solo en el intento. Desde el fujimorismo han recibido el mismo consejo imposible. Tienen que ser oposición. Pero ¿cómo? Abandonar la mesa directiva o la presidencia de la Comisión de Constitución es imposible, mucho menos votar contra Dina condenándola a responder por sus crímenes el día que deje de ser presidenta. Fujimori, ciertamente más entrenada, aunque nunca ganadora, camina por la trocha de la víctima con videos lacrimógenos sobre una biografía reinventada. Tampoco le va bien, ni en vistas, ni en credibilidad. Sin embargo, debe saber que la estrategia del insulto jamás ha logrado una presidencia.

“Tienes que mostrar una obra importante” fue el consejo que le dieron a Castañeda Lossio para que su lanzamiento a la presidencia en 2011 fuera acompañado de una biografía de “ejecutor exitoso”. Con escaso carisma, se dio el lujo de dilatar la inauguración del Metropolitano por años (¿Se acuerdan del “Lentopolitano”?) para hacerla coincidir con su renuncia a la alcaldía. ¿Cómo le fue electoralmente? Bastante mal. Calcada de esa historia viene el supuesto tren de pasajeros Lima – Chosica. La única diferencia es la recatafila de insultos. En eso, Castañeda era más parco en público.

La demanda de viajes Lima – Chosica es de más de 500,000 diarios y el tiempo de viaje promedio, para apenas 36 kilómetros, es de más de 2 horas. La oferta de transporte es caótica, insegura, contaminante. ¿Puede y debe cambiar? Por supuesto. ¿Hay soluciones ferroviarias en el mundo ordenadas, seguras, limpias y rápidas? Claro que sí. ¿Se puede aprovechar el material ferroviario desechado por Caltrain? Depende. Si se hace el overhaul y se le da mantenimiento, se puede. ¿Está la vía Desamparados – Chosica lista para transportar pasajeros? Ni remotamente. Ese es el problema y pueden pasar años antes de que lo esté.

López Aliaga, además de insultar con frenesí, tiene la costumbre de mentir. Su tren, ni con estaciones listas, puede en una sola vía transportar 200,000 pasajeros diarios (lejos de la demanda total) en 15 minutos. Mientras que no se segregue la vía, la velocidad del tren será la misma que la del tren de carga: menos de 20 km por hora. Segregar la vía, hacerla doble, construir las estaciones, todo eso cuesta y nadie sabe cuánto porque López Aliaga desprecia los expedientes técnicos. La misma concesionaria de la vía ha presentado una propuesta para transportar solo 11,000 pasajeros diarios (con subsidio estatal). Sin embargo, es poco probable que se permita que el actual concesionario participe en el concurso, en búsqueda de un operador, por el conflicto de interés que ello representa. ¿Cuánto va a costar al Estado transportar esos 11,000 pasajeros versus lo que invierte en otras soluciones más costo-efectivas de transporte masivo?

En vez de gastar en granjas de trolls sometidas a mi implacable e instantánea fumigación en redes sociales (que no cambian nada en una campaña electoral y se lo pueden preguntar a los fujimoristas), la MML debería responder. Tarde o temprano lo hará. Si no es ante los ciudadanos, rendirá cuentas ante la Contraloría, la Fiscalía y el Poder Judicial. Mientras tanto, López Aliaga puede seguir insultando, que con gusto le recibo todos los vituperios porque, si algo está probado, es que esa estrategia no funciona. No lo interrumpamos.

#PorEstosNo

Rosa María Palacios

Contracandela

Nació en Lima el 29 de Agosto de 1963. Obtuvo su título de Abogada en laPUCP. Es Master en Jurisprudencia Comparada por laUniversidad de Texasen Austin. También ha seguido cursos en la Facultad de Humanidades, Lengua y Literatura de laPUCP. Einsenhower Fellowship y Premio Jerusalem en el 2001. Trabajó como abogada de 1990 a 1999 realizando su especialización en políticas públicas y reforma del Estado siendo consultora delBIDy delGrupo Apoyoentre otros encargos. Desde 1999 se dedica al periodismo. Ha trabajado enradio, canales de cable, ytelevisiónde señal abierta en diversos programas de corte político. Ha sido columnista semanal en varios diarios.