A puertas del cierre de este año, un reciente informe del Banco Mundial destacó los desafíos globales que afectarán al desarrollo económico de nuestro país de cara al 2025. Uno de los temas centrales, que para el Perú suena basante familiar, es la desconfianza en las instituciones gubernamentales, tema que en nuestro país se refleja hoy en el 95% de desaprobación a la gestión de la presidenta Boluarte, lo que genera gran preocupación pues esta desconfianza no sólo obstaculiza la implementación de políticas públicas efectivas, sino que limita la inversión extranjera, esencial para nuestro crecimiento económico.
Un siguiente tema es el económico. Si bien el Perú ha mantenido históricamente una política fiscal prudente, ha sido dura la crítica contra el ministro de Economía ante el incumplimiento del límite del déficit fiscal para el 2024 y el incremento en el gasto público recogido en la aprobada Ley de Presupuesto 2025. La desaceleración del crecimiento mundial, para el Perú -con una economía abierta y dependiente de las exportaciones- podría traducirse en una menor demanda de productos en el mercado internacional, afectando la balanza comercial y, por ende, la economía nacional. Asimismo, el aumento de la deuda pública, podría limitar la capacidad del gobierno peruano para invertir en infraestructura y servicios públicos, fundamentales para el desarrollo económico y la reducción de la pobreza.
Otro desafío importante es el papel de la educación en la recuperación del aprendizaje post-pandemia. En el Perú, la interrupción de las clases presenciales afectó significativamente a los estudiantes, especialmente en áreas rurales y por ello, resulta imprescindible invertir hoy en educación para desarrollar una fuerza laboral calificada que en un futuro no lejano impulse la productividad y la innovación en el país.
Finalmente, la crisis climática es un punto crítico. El Perú, con su diversidad geográfica, es particularmente vulnerable a los efectos del cambio climático, como sequías e inundaciones, que afectan inveitinevitablemente la agricultura, pesca y otras actividades económicas clave en el país. Ante ello, reforzar la implementacíon de políticas ambientales es vital para mitigar estos riesgos y promover un desarrollo económico resiliente.
Teniendo en claro el impacto directo de los desafíos globales que hoy apremian, es fundamental que para el 2025, desde el gobierno se mantengan políticas que controlen la inflación para asegurar un entorno económico estable y ampliar el acceso a servicios financieros para fomentar el emprendimiento y la formalización de negocios. Asimismo, urge la adopción de políticas integrales que fortalezcan las instituciones públicas, invertir en educación y acciones efectivas contra el cambio climático para asegurar un crecimiento sostenible y equitativo en el próximo año. La tarea es clara.
Abogada por la UNMSM. Especialista en Asuntos Globales por la Universidad de Nueva York. Especialista en implementación de Políticas Públicas y desarrollo económico por la Universidad de Harvard. Cuenta con certificación en Gestión de Proyectos (PUCP) y más de 16 años de experiencia en asuntos públicos, comunicación política y gestión de gobierno.