El contexto internacional es fundamental este 10 de enero, día en el que el dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, pretenderá perpetuarse en el cargo, desconociendo la voluntad popular que eligió a Edmundo González.
Es crucial esta fecha para que se exprese la solidaridad mundial con el pueblo venezolano, que mayoritariamente votó contra un nuevo periodo de Maduro y que ahora ve frustradas sus esperanzas de libertad y democracia.
La jugada utilizada por el régimen usurpador para perpetuarse en el poder quedó en evidencia al negarse a mostrar las actas electorales, algo que sí hicieron el candidato opositor y su equipo de campaña, quienes publicaron los votos que determinaban su superioridad en las urnas.
Fue el Centro Carter, observador internacional en el proceso electoral, el que también dejó testimonio de la derrota de Maduro en las urnas y la total falta de independencia del Tribunal Electoral, que no pudo exhibir pruebas de los resultados que salió a proclamar la medianoche del 28 de julio.
El régimen usurpador pasó a manos de la justicia, subordinada al poder político, la definición de los resultados electorales. Desde ese momento, se ha perseguido a los opositores y se ha ordenado prisión para el equipo de la campaña del verdadero ganador, Edmundo González, y para la luchadora política María Corina Machado.
Es el tiempo de la solidaridad con el hermano pueblo de Venezuela, pero también de dejar constancia de la firmeza de los demócratas, que no se dejan aturdir cuando se quiere concretar un fraude basándose en la política de hechos consumados. Es la hora de dejarse oír.