Visto de manera general, las elecciones en noviembre en los EEUU no tendrían efectos importantes sobre el desenvolvimiento económico de los países en vías de desarrollo como el nuestro. Ciertamente, los efectos no solo se explican en tanto EEUU representa el 20% de la economía mundial; sino además porque no es lo mismo que gane el Partido Demócrata o el Republicano, en cuanto estos poseen filosofías e ideas muy diferentes —por ejemplo, en temas tan importantes como el rol del Estado— desde una perspectiva económica.
La política económica a desarrollase en dicho país dependerá de si el ganador es el Partido Demócrata o el Partido Republicano, siendo los dos grandes partidos políticos de los EEUU. La ideología demócrata defiende una mayor intervención del Estado en la economía. Alternativamente, la ideología republicana apuesta por un menor activismo del Estado, por la reducción de los impuestos y el gasto público y políticas públicas más conservadoras. La descripción hecha es relevante; no obstante, estos partidos estén constituidos por grupos heterogéneos conservadores, moderados y liberales.
Para más detalle, los demócratas defienden un papel más activo del Estado en la sociedad. Dicha participación puede mejorar la calidad de vida de las personas, además de ayudarlas a alcanzar oportunidades de forma más equitativa. Asociado a esta mayor participación estatal, las políticas públicas aplicadas son más activas, Y parece que tendrían para rato en EEUU políticas públicas activistas, tal como sucede a la fecha, pues todo parece indicar que Kamala Harris, candidata demócrata, es quien ganará las elecciones de noviembre. ¿Y cómo por ejemplo se da este mayor activismo en la política monetaria?
La semana pasada, la Reserva Federal (Fed) sorprendió a los mercados financieros al anunciar un recorte de 50 puntos básicos en las tasas de interés en EEUU, lo que las lleva al rango de 4,75% a 5%. Este ajuste, el primero desde marzo del 2020, indicaría el comienzo de lo que se espera sea una flexibilización sostenida de la política monetaria, en respuesta a una mayor confianza en el control de la inflación y por las preocupaciones del enfriamiento de la economía y la salud del mercado laboral.
La reducción de 50 puntos básicos marca un giro en la estrategia de la Fed, que ha optado por una baja mayor de lo habitual en los costos de endeudamiento, tras una serie de subidas agresivas durante los últimos años para contener la inflación. Esto indicaría que la Fed estaría más confiada en que la inflación está controlada y que es momento de flexibilizar la política monetaria.
El comunicado del Comité Federal de Mercado Abierto anunció que la Fed señalaba que “el comité ha adquirido mayor confianza en que la inflación se está moviendo de forma sostenible hacia el 2%, y considera que los riesgos para alcanzar sus objetivos de empleo e inflación están más o menos equilibrados”.
El recorte de 50 puntos básicos, según la Fed, se fundamenta por la desaceleración del crecimiento del empleo y la estabilidad de la inflación. Además, la proyección apuntaría a que se podrían producir dos recortes adicionales de 25 puntos básicos para lo que queda del 2024, lo que totalizaría una reducción de 100 puntos en el año. Esta posibilidad ya ha sido internalizada por los mercados.
El recorte de tasas apunta a abaratar el crédito y reactivar la inversión y el consumo en un momento en que el mercado laboral muestra signos de debilidad. En agosto, la tasa de desempleo subió a 4,2%, mientras que el crecimiento del empleo se desaceleró, lo que ha generado preocupaciones sobre una posible recesión si la Fed no actúa con suficiente rapidez para estimular la economía. No obstante, esta estrategia de flexibilidad detenta riesgos.
La Fed ha elevado las tasas en 11 ocasiones desde marzo del 2022, lo que lleva el costo del crédito a niveles no vistos en últimos 20 años. Estas alzas han encarecido el financiamiento de hipotecas, tarjetas de crédito y préstamos al consumo, lo cual afecta al consumo, y también se prevé otro medio punto porcentual de reducción de tasas de interés hasta finales del 2024, que las sitúa en un rango de 4,25% a 4,50%. Además, para finales del 2025, las proyecciones indicarían que la tasa de interés oficial podría bajar al 3,4%, lo que implicaría cuatro recortes adicionales de 25 puntos básicos durante el próximo año. Para finales de los años 2026 y 2027, se espera que la tasa de interés oficial se sitúe en el 2,9%.
Por lo descrito y dado el efecto financiero de las decisiones de la Fed, condicionará decisiones de nuestro banco central; por ejemplo, en cuanto a la tasa de interés de referencia bajo el esquema de metas explicitas de inflación, donde difícilmente ubicaría su tasa de interés muy por debajo de la tasa de la Fed porque podría generar una salida de capitales. O intervenciones en el mercado cambiario bajo el esquema de flotación intervenida. En suma, un evento político como son las elecciones en EEUU por supuesto que tiene implicancias en nuestro contexto económico, aunque solo en apariencia se vean como eventos inconexos.
Exministro de Economía. Doctor en Administración y Dirección de Empresas de la Universidad Ramón Llull-Esade, España, Magíster en Economía de la Pontificia Universidad Católica del Perú, exbecario Escola de Posgraduacao Economía de la Universidad de Sao Paulo, Brasil. Economista de la UNMSM, Perú. Investigador Concytec-Renacyt.