El derecho de defensa no justifica el genocidio, por Marisa Glave

“Esta violencia irracional no calza, bajo ningún precepto, como una ‘respuesta’ legitima al ataque terrorista sufrido por Israel”.

El ataque de Israel contra Palestina, en particular contra la franja de Gaza, no cesa y ha generado decenas de miles de muertos. Esta violencia irracional no calza, bajo ningún precepto, como una “respuesta” legitima al ataque terrorista sufrido por Israel el 7 de octubre del 2023. Lo que el mundo está presenciando hoy, aunque muchos lo quieran ignorar, es un genocidio.

Como lo ha denunciado Sudáfrica a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), las acciones militares del actual Gobierno de Israel tendrían como objetivo destruir, total o parcialmente, a un grupo étnico, el palestino. Esta denuncia, que ya ha sido admitida formalmente, empieza a tener medidas provisionales de emergencia. Esta semana, la CIJ ha ordenado a Israel a “detener inmediatamente su ofensiva militar y cualquier otra acción en la gobernación de Rafah que pueda infligir al grupo palestino en Gaza condiciones de vida que podrían provocar su destrucción física total o parcial”.

El embajador de Sudáfrica ante la CIJ, Lowe, señaló en la audiencia en la que se solicitó esta medida de emergencia que los ataques de Israel a Rafah son injustificados y que permitir su destrucción –como ha ocurrido con el resto de la franja de Gaza– es anular la última opción de reconstrucción que tienen los palestinos en Gaza. Lowe enfatizó en que la autodefensa, el derecho de toda nación y pueblo de responder ataques terroristas como los sufridos por Israel por parte de Hamás no pueden justificar el genocidio, que la prohibición del genocidio es absoluta en el derecho internacional.

Cabe recordar que, al iniciarse los ataques de Israel, hace 7 meses, se pidió a la población civil en Gaza que abandonaran sus viviendas y que fueran hacia la frontera con Egipto, a la zona de Rafah. Se señaló que se respetaría a la población civil que se desplazara y por el contrario se interpretaría que quienes no lo hicieran estarían apoyando a Hamás. Esta semana, un ataque israelí dejó decenas de civiles muertos en Rafah, entre ellos, niños y niñas.

La acción militar ha generado tanto rechazo internacional que el propio primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha tenido que pronunciarse y decir que ha sido un “trágico” error y que se hará una investigación. La opinión pública global rechaza lo que viene pasando en Gaza y exige un alto al fuego. La masacre no tiene cómo maquillarse.

Crímenes de guerra

Por otro lado, en la Corte Penal Internacional –que no es la misma que la CIJ– se ha solicitado la detención de los cabecillas de Hamás, entre ellos, Yahya Sinwar, líder de la organización, así como la del primer ministro y el ministro de Defensa de Israel, por posibles crímenes de guerra.

Si este pedido es concedido, sería la primera vez que se dicta una medida así contra un jefe de Estado en ejercicio que tiene apoyo explícito de las principales potencias occidentales como EEUU e Inglaterra.

Más allá de si se logra o no, lo cierto es que solo el pedido ya es un hecho relevante. Deja en claro que lo hecho por Hamás es un crimen de guerra que merece sanción y rechazo contundente. Asesinar a 1.200 personas y secuestrar a otras 250 no tiene tampoco justificación alguna y es un acto terrorista por donde se vea. Pero responder a la barbarie con más de 30.000 civiles muertos es también un crimen de guerra y por tanto merece igualmente sanción y rechazo.

Fisuras en el bloque israelí

El día de ayer, el presidente de EEUU, Joe Biden, lanzó un mensaje abierto a Hamás pidiendo que acepten una propuesta de Israel de alto al fuego. Este mensaje tiene dos elementos que me parecen relevantes. Por un lado, el mensaje de Biden se hace pese a que no hay confirmación oficial de Israel –al menos hasta el momento de escribir este artículo– y da cuenta de las presiones que hay, tanto de la sociedad civil como de los propios familiares de las víctimas secuestradas por Hamás.

Por otro lado, el mensaje de Biden se refiere a una propuesta del gabinete de guerra. Esta semana, el partido Unidad Nacional, que lidera Benny Gantz, que es ministro miembro del gabinete de guerra israelí, ha solicitado disolver el actual parlamento y convocar elecciones anticipadas. Este pedido se puede interpretar como una fisura interna y un mensaje en contra de la manera en que Netanyahu viene desarrollando los ataques contra Palestina.

El genocidio en curso deja ya una herida irreparable en el pueblo palestino. Decenas de miles de muertos supone más de cien mil víctimas colaterales, niñas y niños huérfanos, familias destruidas, dolor y rabia. El reconocimiento del Estado Palestino, como han hecho España, Irlanda y Noruega recientemente, sumándose a los más de 140 Estados que lo hicieron años atrás, es un buen gesto, sobre todo en el marco de la Unión Europea donde no hay unanimidad al respecto. Es importante recordar que, con la suma de estos países, más del 80% de los Estados miembros de la ONU reconocen Palestina.

Pero de persistir Israel con su arremetida, sin respetar siquiera mandatos humanitarios básicos, se requiere de acciones más contundentes de la comunidad internacional. El ejemplo puesto por Sudáfrica, denunciando el genocidio en curso, es un camino por el que debieran transitar cada vez más miembros de la comunidad internacional y demostrar con firmeza que la defensa de la vida no es solo un discurso.