El INEI dio a conocer que el 29% de peruanos no tiene ingresos suficientes para cubrir la canasta básica familiar (CBF), y, además, 31,4% de peruanos está en situación de vulnerabilidad monetaria, es decir, en riesgo de caer en pobreza, ya sea por algún problema de ingresos o de un gasto no programado que los lleve a no cubrir la CBF.
Para combatir la pobreza, es indudable la necesidad de un crecimiento económico y la generación de empleos, pero también es indispensable mejorar el acceso a los servicios públicos que reducen el gasto de bolsillo de los peruanos como los servicios de salud, transporte público, educación y seguridad.
En salud, llamamos enfermedades catastróficas a aquellas que por la cronicidad o gravedad de su manejo llevan a las familias a una inversión muy grande de dinero, afectando el presupuesto familiar y que, si no hay un mecanismo de aseguramiento o apoyo, pueden llevarlos a la pobreza. Entre ellas podemos ver al cáncer, insuficiencia renal crónica, enfermedades raras o huérfanas, entre otras, que el Minsa a través del Fondo Intangible Solidario en Salud (FISSAL) tiene una estrategia para su cobertura.
Sin embargo, cuando el sistema de salud es deficiente y no permite una atención oportuna a sus asegurados (SIS, EsSalud, sanidades) ya sea por no disponibilidad de citas, falta de medicamentos, largas listas de espera para procedimientos quirúrgicos o diagnósticos; obliga a sus usuarios a hacer gastos para atenciones de salud que no estaban programadas, y que en un contexto crítico de vulnerabilidad económica, casi cualquier enfermedad termina convirtiéndose en catastrófica; es decir, es la situación del 60% de los peruanos, según el INEI.
La crisis política crónica en la que estamos inmersos, por más de 7 años, lleva a un alto recambio de funcionarios y que las instituciones no puedan asegurar el acceso a los servicios públicos básicos. Si nuestro sistema de salud continúa generando gasto de bolsillo a sus asegurados, lo único seguro es que seguirá incrementando el número de peruanos pobres.
Lima, 1981. Director de Investigación de la Universidad Científica del Sur. Médico sanfernandino, investigador RENACYT, docente universitario, editor científico, acuarófilo, papá gatuno y compañero de vida de Daniel. Cuenta con más de 100 publicaciones científicas en Scopus, miembro del Comité de SciELO Perú.