La ola estudiantil, por Ramiro Escobar

Hay preocupación en Estados Unidos por esta ola que parece incontrolable y que, como era esperable, ha crecido tras la represión,

Protestas y campamentos en cerca de 60 universidades norteamericanas -y en otros centros de estudios de Canadá, Francia, Australia, Italia y el Reino Unido-por las masacres en la franja de Gaza. Una multitud de estudiantes, y profesores, manifestándose en Buenos Aires contra el abrupto recorte de presupuesto a la educación pública, lanzado por el presidente Javier Milei.

Hay preocupación en Estados Unidos por esta ola que parece incontrolable y que, como era esperable, ha crecido tras la represión. Hay algo que parece que algunas autoridades políticas, e incluso universitarias, no parecen entender: cuando los estudiantes se levantan, se indignan, se ponen en pie de lucha, no se les va a calmar con el palo de la policía o con las sanciones.

Todos los que hemos pasado por la universidad lo recordamos: hay un momento en el cual, como sugiere la canción de Violeta Parra llamada precisamente ‘Me gustan los estudiantes’, sientes que “te dicen harina sabiéndose que es afrecho”. En otras palabras: ya no crees en los relatos oficiales, las verdades proclamadas; no suenan bien en tus neuronas y en tus entrañas.

Sin duda lo que ocurre en varias universidades estadounidenses es el tumbo más fuerte. Está poniendo contra las cuerdas al presidente-candidato Joe Biden. Y si bien es cierto que ha habido penosos actos antisemitas en algunos campus, como hostilizar a estudiantes judíos o poner consignas pro-Hamás, asumir que toda esa masa estudiantil está loca o mal informada es errático.

La mayoría está por un cese al fuego en Gaza, algo con lo que cualquier ser humano sensato estaría de acuerdo, en vista del horror que se ha desatado hace más de seis meses, tras el infame ataque propiciado por los islamistas armados de Hamás contra Israel. La represalia ha sido, y es, de tales proporciones, que incluso estudiantes judíos están protestando en más de un campus.

Es humano querer detener un estallido bélico, implica poner en juego la sensibilidad y la razón. Lo que te enseñan en la universidad, y hasta en el colegio, es que la violencia trae más violencia y que las guerras perpetúan el odio. Quienes meten en un solo paquete a todos los estudiantes que protestan, incluso llamándolos terroristas, están alimentando la espiral en vez de detenerla.

Es un recurso conocido, una suerte de ‘terruqueo’ a la norteamericana. En Argentina, en un acto más de su conocida lucidez, Milei ha dicho que las protestas contra los recortes del presupuesto en la educación utilizan causas nobles “para defender motivos oscuros”. Algo así como que exigir que esos recursos se mantengan implica una conspiración digitada por los Illuminatti. 

El profesor Omer Bartov de la Universidad de Brown, nacido en Israel y estudioso del Holocausto, ha dicho en una reciente entrevista que “hay política y hay prejuicios” y que si no se distingue entre el antisemitismo y las críticas al actual gobierno israelí “se está imponiendo una especie de silenciamiento”. No hacer esa distinción, en efecto, está contaminando la atmósfera.

Como lo están haciendo la hostilidad contra estudiantes judíos, o los ataques de estudiantes pro-israelíes contra los campamentos de protesta pro-palestina. Sintomáticamente, ocurren al interior del país que puede parar el desastre humanitario, pero que, por lo visto, prefiere apretar la represión contra los estudiantes. Como si los políticos tuvieran más autoridad moral que ellos.

Fueron los estudiantes los que clamaron contra la absurda Guerra en Vietnam, contra el miserable sistema del apartheid en Sudáfrica, contra el despilfarro en los juegos olímpicos de México, o por un mundo distinto en Mayo del 68, en París. O contra la pobreza y la injusticia en varias partes mundo, incluyendo al Perú. Pueden exagerar, o cometer excesos. Pero creo que tienen claro que tanta gente no puede sufrir, o morir, en nombre de cualquier razón de Estado.

Más respeto para ellos.

(*) Profesor PUCP

Ramiro Escobar

Meditamundo

Lic. en Comunicación y Mag. en Estudios Culturales. Cobertura periodística: golpe contra Hugo Chávez (2002), acuerdo de paz con las FARC (2015), funeral de Fidel Castro (2016), investidura de D. Trump (2017), entrevista al expresidente José Mujica. Prof. de Relaciones Internac. en la U. Antonio Ruiz de Montoya y Fundación Academia Diplomática. Profesor de Relaciones Internacionales en la Pontificia Universidad Católica del Perú y Fundación Academia Diplomática.