¿Qué pasó con la agenda liberal económica?, por Rosa María Palacios

“Fuerza Popular, Renovación Popular, Avanza País, APP, Somos Perú, Podemos y Acción Popular votan a favor de todos esos disparates económicos que promueve el Congreso. Supuestamente de derecha o de centro, van de la mano con la diáspora de Perú Libre y Juntos por el Perú”.

“Castillo es el hambre” fue una frase que usé en la campaña electoral del 2021 después de leer el ideario programa propuesto por Perú Libre y presentado como plan de gobierno ante el sistema electoral. El documento era de autoría de Vladimir Cerrón y auguraba un desastre económico para el Perú. Intervención en la economía, desconocimiento de contratos, controles de todo tipo y, lo más importante para Cerrón, regresar a la gran empresa pública, estatizando todo lo que fuera posible estatizar. El mercado libre, que garantiza la Constitución de 1993, así como la inviolabilidad estatal de los contratos, la libre iniciativa privada, el derecho de propiedad, la libre tenencia de divisas, la defensa de la moneda o la autonomía del BCR, quedaban a merced de una futura Asamblea Constituyente que debía estatizarlo todo y reducir las libertades económicas al máximo posible.

No tengo que explicar por qué ese programa es el hambre. Hambre que vivimos en el primer gobierno de Alan García en su máximo esplendor. La hiperinflación no es la peste que cae del cielo. Se genera cuando no tienes un BCR autónomo. Los déficits fiscales no son un accidente. Son fruto de malas decisiones de gasto público. Y un mercado deja de crecer cuando le quitas libertad. No hay desarrollo sin crecimiento y este no llega si no hay condiciones macroeconómicas para que exista. Es bastante simple. Mi generación fue vacunada contra la demagogia que intenta romper reglas tan sencillas como no gastar lo que no tienes, no endeudarte por lo que no puedes pagar o no ser un pésimo administrador de lo ajeno. En la década de los noventa se pusieron las bases (con mucho sacrificio) de lo que después se cosechó en el siglo XXI. Sin el capítulo económico de la Constitución de 1993 hubiera sido imposible sacar de la pobreza a 40% de la población, una proeza de principios de este siglo.

La izquierda peruana más retrograda y primitiva nunca lo ha entendido. Cree que puede escoger quien gana y quien pierda cuando lo único que logra es hacer a los pobres más pobres. Veamos algunos ejemplos.

Para evitar la usura, ponen topes a las tasas de interés. ¿Resultado? Millones excluidos del crédito por los riesgos que representan para el sistema crediticio formal recurren a los peores usureros y son víctimas del delito de extorsión. Como les parece poco, ahora la gran idea es intervenir contratos entre privados (violando por enésima vez la Constitución) y eliminar las comisiones bancarias por transferencias y tarjetas de crédito. Regalar lo ajeno tiene un costo: socializas la pérdida. Todos los usuarios vamos a asumir costos por servicios que no usamos.

¿Maestros y médicos que no pasan examen? No hay problema. Se les contrata para que atiendan a los más pobres. Porque, ¿a dónde iría un maestro desaprobado como los congresistas del Bloque Magisterial? ¿Acaso a una escuela privada de élite? No. Irá a la escuela más pobre. Lo mismo pasa con los médicos desaprobados que se contratarán para el servicio rural sin importar que estén jalados en el examen nacional. ¿Qué pacientes atenderán? Los más pobres. Repartir puestos de trabajo en el Estado como dádivas políticas tiene ese costo.

Con el golpe de Pedro Castillo y su posterior prisión, parecía que los planes del hambre quedaban de lado. En efecto, ya no hemos visto a un primer ministro tuiteando que va a nacionalizar Camisea. Tampoco a una primera ministra cancelando concesiones mineras como si tuviera tal poder. Pero lo que tenemos hoy es peor. Es una alianza de todos los grupos que dicen ser promercado, procapitales y prolibertades contra el mercado, el capital y la libertad.

La supuesta derecha “liberal” peruana tiene, por ejemplo, a Rafael López Aliaga como un negacionista de la contratación. Ahí donde hay contrato, él decide incumplirlo. Como la gracia no es gratuita, lo llevan a arbitraje internacional y pierde. Pero al perder, dice que la Municipalidad de Lima no va a pagar. ¿Quién pagará entonces sus disparatados arbitrajes contra los concesionarios? El MEF, es decir, no solo los limeños sino todos los peruanos. Como cualquier comunista, socializa la pérdida. ¿Su excusa? Todos son corruptos porque él lo dice, antes de que exista condena. Gran estratega del perro muerto, cuando se supone que es un gran empresario con 40 años de experiencia.

Fuerza Popular, Renovación Popular, Avanza País, APP, Somos Perú, Podemos y Acción Popular votan a favor de todos disparates económicos que promueve el Congreso. Supuestamente de derecha o de centro, van de la mano con la diáspora de Perú Libre y Juntos por el Perú. A veces, uno que otro grupo marca una diferencia, pero la mayoría consigue los votos ante un MEF que hoy tiene peso mosca. ¿Era técnicamente recomendable un séptimo retiro de las AFP? No. Eso lo sabe cualquier economista. El sistema privado de pensiones hace mucho que dejó de ser sistema y de dar pensiones. Son cuentas de ahorro temporal, cada vez con plazo más corto, como han convertido a la CTS. Pero ahí estaban toditos de la mano.

Y van más allá. Siguen de la mano para favorecer economías criminales. La minería ilegal es protegida por todo el Congreso y, a la derecha, con entusiasmo. ¿Los dinamitazos? Promovidos por ley. La tala ilegal, bendecida por otra ley. ¿La Universidad bamba? Santificada por una Sunedu ad hoc a las necesidades. ¿Colectiveros ilegales? Otra ley para que hagan sus negocios sin importar cómo destruyen el tránsito de una ciudad saturada de vehículos pequeños.

Fuerza Popular, Renovación Popular y el Apra, las fuerzas de derecha que en teoría deberían defender la sensatez económica, están imputados en sendos procesos por el delito de organización criminal en relación con el caso Lava Jato. Fuerza Popular y el Apra por recibir dinero sucio de Odebrecht y Renovación Popular de OAS. Zafar de ese trance les consume la vida, las alianzas y los pactos de facto. Contratar de comparsa a La Pestilencia, estrechar vínculos con Patricia Benavides, perseguir a Gustavo Gorriti y a los fiscales que los investigan, sostener a Dina Boluarte en el poder, pese a su confesión delictiva, los alejó para siempre de su agenda. Lo peor es que no les resulta ni lo primero (salir del juicio), ni lo segundo, mantener su base política de apoyo a la derecha. Son cualquier cosa, menos una oposición liberal que defiende las bases de un modelo económico que logró esos sólidos fundamentos macroeconómicos que nos hicieron la envidia del mundo y sacaron a millones de peruanos de la pobreza.

Seguir culpando solo a la izquierda de la masiva migración de jóvenes, de la huida de capitales, de la ausencia de inversión privada, del crecimiento nulo o ridículo, a estas alturas, con el mismo tiempo en el poder tanto Boluarte como Castillo, no aguanta el papel. En economía, la derecha peruana esta cumpliendo los mezquinos sueños de Castillo (contratar a maestros analfabetos) y los ambiciosos populismos del prófugo Cerrón. No olviden a la hora de votar de nuevo.

larepublica.pe
Rosa María Palacios

Contracandela

Nació en Lima el 29 de Agosto de 1963. Obtuvo su título de Abogada en laPUCP. Es Master en Jurisprudencia Comparada por laUniversidad de Texasen Austin. También ha seguido cursos en la Facultad de Humanidades, Lengua y Literatura de laPUCP. Einsenhower Fellowship y Premio Jerusalem en el 2001. Trabajó como abogada de 1990 a 1999 realizando su especialización en políticas públicas y reforma del Estado siendo consultora delBIDy delGrupo Apoyoentre otros encargos. Desde 1999 se dedica al periodismo. Ha trabajado enradio, canales de cable, ytelevisiónde señal abierta en diversos programas de corte político. Ha sido columnista semanal en varios diarios.