La próxima PCM, por Mirko Lauer
"Por bueno que sea el próximo premier, es poco probable que arriesgue la confección de un gabinete mucho mejor que el actual".

La idea de un próximo primer ministro es un problema. Sin duda Dina Boluarte encontrará en el Congreso votos suficientes para la confianza. Pero esa mayoría le hará sentir el favor a la presidenta. Todo político que se mueve hacia arriba encuentra peros en los medios y en la opinión pública. Ocurrió con Alberto Otárola. Ocurrirá también con el próximo.
Cambiar de premier obligará a Boluarte a gobernar más de lo que venía haciendo, precisamente gracias a las virtudes administrativas de Otárola que se lo permitían. El hermano Nicanor es habilidoso, pero nombrarlo a la PCM sería un imposible. Encontrar otro Otárola, que gobierne y deje gobernar, no va a ser fácil, y menos si hay urgencia en hacerlo.
Luego está el asunto del gabinete, en buena medida armado por Otárola, con una que otra colaboración. Tomará un tiempo lograr comodidad suficiente en ese Consejo de Ministros. En uno que otro caso la salida de Otárola creará un deseo de renunciar. Lo cual es problemático si consideramos que este es un gabinete recién remozado.
Por bueno que sea el próximo premier, es poco probable que arriesgue la confección de un gabinete mucho mejor que el actual. Quizás se podría producir en lo formal, pero el actual contexto político no permitiría una performance de gran nivel en la mayoría de las carteras. Además no se sabe si hacer ingeniería de gabinete le gustaría a Boluarte.
Un primer ministro nuevo va a querer un gabinete nuevo, tarde o temprano. Hasta aquí Boluarte ha dado la impresión de no depender de su gabinete. En parte porque su impopularidad hasta hace poco ha sido producto de su represión y no de su gestión. En parte porque Otárola era un premier que parecía tener un poder propio.
Los nombres que circulan como potenciales reemplazos de Otárola hablan de un tono menor. Lo cual relativiza la teoría de la conspiración, pues de haberse dado esta, el o la reemplazante tendría vuelo suficiente como para coordinar una nueva etapa política. No es lo que transpiran los medios. Esas listas parecen salidas de la imaginación de Nicanor.
En efecto, es probable que el incidente Otárola haya consolidado a Nicanor en el papel de hermanísimo. Así, el camino hacia el boluartismo electoral queda abierto.




