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Extorsionistas, por Mirko Lauer

"La frecuencia y la publicidad están mellando el interés y suavizado la indignación, como si esta forma de amenaza y sus posibles consecuencias ya fueran parte de la vida cotidiana".

Son parásitos, y no se van a detener hasta haber chupado la última sangre de su víctima. Lo suyo son asaltos en cámara lenta, la apropiación del dinero, el negocio, la persona misma que cae en sus garras.

El intento de extorsionar a la madre del futbolista Paolo Guerrero (piden “siete cifras”) ha lanzado esta forma de delito a las grandes ligas. Confirma, además, que Trujillo es desde hace años una capital del delito, donde campea el crimen violento.

La gama es amplia. Va desde miserables que a duras penas pueden redactar una amenaza, hasta hampones que no se privan de utilizar formas de argumentación empresarial: “Somos la organización que está detrás de la mayoría de asesinatos y secuestros en Trujillo”.

Al elegir una víctima de tan alto perfil, los extorsionadores han agitado un avispero. Recordemos que Guerrero logró una pena de cárcel para la locutora Magali Medina por haberlo difamado. Allí está ella opinando en contra suya en este episodio.

La extorsión es en esencia una amenaza, al parecer fácil de llevar adelante. Los voceros del gremio de bodegueros informan que son 13.000 los sometidos a esta práctica. La muy frecuente aparición del tema en los medios corrobora este reclamo a las autoridades.

Pero no toda extorsión resulta fácil, lo cual explica una parte de los sicarios, que no son sino el músculo de los cobradores coactivos. Para los empresarios afectados es un infierno que se suma a los reveses de la propia economía.

La explosión de la extorsión tiene todo que ver con el creciente auge de las bandas criminales, organizaciones con capacidad de llegar hasta el dinero de los negocios, y capaces de manejar la estadística que va balanceando impunidad y capturas.

La frecuencia y la publicidad están mellando el interés y suavizado la indignación, como si esta forma de amenaza y sus posibles consecuencias ya fueran parte de la vida cotidiana. Como sucede en ciertas zonas con el temor a los asaltos callejeros.

Quizás lo anterior explique la actitud de la familia Acuña, que parece estar abordando el caso de Guerrero como un problema legal en torno de un contrato, y no como un asunto criminal. Lleva a pensar que sienten sus caudales muy por encima de la extorsión.

Mirko Lauer

Observador

Un poemario cada tantos años. Falso politólogo. Periodismo todos los días. Natación, casi a diario. Doctor por la UNMSM. Caballero de la Orden de las Artes y las Letras, Francia. Beca Guggenheim. Muy poco twitter. Cero Facebook. Poemario más reciente, Las arqueólogas (Lima, AUB, 2021). Próximo poemario, Un chifa de Lambayeque. Acaba de reeditar la novela policial Pólvora para gallinazos (Lima, Vulgata, 2023).