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Isla bonita, por Sandro Mairata

"Todas estas realidades y éxito en el bolsillo no pueden ocultar que nos encontramos ante una fórmula que ya muestra falencias".

Isla bonita es otro taquillazo seguro: un reparto famoso en una película buena onda que colocará a Iquitos y a la selva en el mapa de la cinematografía comercial peruana, con fondos para entregar un producto que luce bien y con todo el respaldo publicitario que hace falta. La produce Dorian Fernández, director de Cementerio general (2013) y quien alista nuevos títulos amazónicos y dirige Ani Alva Helfer, quien ha estrenado tres películas en un año (un récord que no se ha reconocido): ¡No me digas solterona! 2, Soltera, casada, viuda, divorciada –más de un millón de espectadores, récord aparte para una realizadora en el Perú– y ahora el producto entre manos.

Todas estas realidades y éxito en el bolsillo no pueden ocultar que nos encontramos ante una fórmula que ya muestra falencias. Los elementos se repiten: las 3 o 4 amigas, la necesidad de cambio, un galán persistente, un pleito entre protagonistas como clímax y el baile final de cierre, recurso-lastre de la comedia peruana.

Podría hacerse una tesis titulada El Perú femenino del S. XXI en las películas de Ani Alva Helfer para auscultar esa mirada de mujeres blanquísimas de clase media alta empoderadas y con las fuentes de ingresos resueltos. El trío lo componen Roxana (Emilia Drago), Esperanza (Saskia Bernaola) y sobre todo Andrea (Patricia Barreto), quien tiene motivos especiales para salir de Lima.

Alva Helfer dirige Isla bonita con la contaminación en su lenguaje de cine que le produce su trabajo televisivo. Allí donde Soltera, casada, viuda, divorciada se dejaba absorber despacio, aquí se incita a la risa con sonidos de sitcom y cambiamos de situaciones de modo intempestivo como si se tuviera miedo al vacío. Las tomas con dron –el acantilado de Miraflores es ya un recurso de stock– solo son meras transiciones. Casi no hay paisaje que dure cinco segundos en una cinta que nos quiere vender la selva.

El talento amazónico se luce: Connie Joana como una recepcionista y Rubén Manrique como el apu. Pero el descubrimiento actoral es Wales Pana como Danny, el pícaro guía turístico. Pana se roba la película y ojalá los caprichos de la farándula lo liberen pronto de su sombrero y el look del personaje para ver qué más puede ofrecernos.

Monos, tortugas, anacondas y demás son obviados; Isla bonita es una cinta sobre lo que ofrece Iquitos, no sobre Iquitos mismo. El trío no recorre sus calles, no interactúa con iquiteños. Todo ocurre en un lodge a una hora del centro. Es como hacer una cinta sobre Lima titulada Ciudad Capital pero cuya acción transcurre en Pachacámac. El único momento personalísimo de Alva Helfer al mando de Isla bonita se da en la secuencia del gigantesco árbol de la lupuna, donde por unos segundos despliega lo mejor de su pericia visual.

Por lo demás, Isla bonita será la triunfadora de fin de año sin ser un paso adelante en la filmografía de su talen tosa directora. He ahí la cuestión.

La República

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