La inversión ante Dina: el gran dilema, por Augusto Álvarez Rodrich

Aunque hoy todo se vea difícil, el Perú está condenado al éxito.

El gobierno de Dina Boluarte arrancó con fuerte convulsión e inestabilidad, pero cuando esta amainó, a fines de marzo, y se rechazó la moción para vacarla, la inversión entendió que la perspectiva más probable era que su presidencia llegaría al 2026.

Para la inversión fue una señal positiva. 1. Porque pronto se vio que el equipo de Boluarte era superior a los de Pedro Castillo, de agresión permanente a la empresa. 2. Porque la sensación de que llegaría al 2026 ofrecía una cierta estabilidad ausente en los últimos años. 3. Porque eso postergaba una elección de resultado incierto.

Pero a tres semanas de cumplir un año, el sex appeal de la administración de Boluarte se ha debilitado. 1. Porque la comparación con Pedro Castillo funcionaba al inicio, pero, un año después, es un benchmarking absurdo, pues no hay como salir mal si uno se compara con un mamarracho en casi todas sus áreas. 2. Porque cada vez es más claro que la presidencia actual parece más interesada en durar que gobernar. 

La inversión se pregunta hoy qué escenario es mejor (sabiendo que es poco en lo que puede influir para cambiar en la práctica el curso de los eventos): 1. La continuidad de un gobierno que genera una ‘estabilidad de baja intensidad’ y posterga una elección incierta, pero que, por andar en modo rayos X —no se mueva, no respire— implica un riesgo de crisis y convulsión social por el agravamiento de la crisis económica y de la inseguridad, así como pérdida de oportunidades para las empresas. 2. Un adelanto electoral para salir de eso, pero con la implicancia de que esos procesos siempre involucran un período de suspensión de las decisiones de inversión, y nunca se sabe quién ganará.

El Gobierno quiso que CADE sea un punto de inflexión, con el ministro Alex Contreras diciendo que, “en este momento diría que hay confianza, pero con muchas dudas”, lo que es un reconocimiento obvio de la desconfianza.

El Perú salió en el pasado de crisis peores, y de esta sin duda saldrá. Las empresas que lo entiendan aprovecharán oportunidades. Las que no, las perderán. Julio Velarde dijo en CADE: “Si los empresarios no invierten, sus competidores se los van a comer”. Tiene razón: hay turbulencia, pero por su gran potencial, el Perú está condenado al éxito.

Augusto Álvarez Rodrich.

Claro y directo

Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.