Además de la muerte aterradora en el Medio Oriente, en Israel el 7/10, en Gaza luego, sin olvidar a los secuestrados por Hamás, es penosa la incapacidad de muchos de entender lo complejo del drama, con creciente antisemitismo e islamofobia.
Es por el atractivo del facilismo de la respuesta simplista, sin advertir y ni siquiera sospechar que la complejidad de ese conflicto debería ser motivo para promover —en la política, periodismo, academia— el pensamiento crítico ante situaciones complejas, en vez de creer que es un asunto blanco/negro en el que se debe tomar partido, al margen de lo que suceda, como sostiene el director del centro de estudio del odio de Bard College, Kenneth Stern.
O darse cuenta, como recordó Javier Cercas en El País, de que discrepar de la ejecución sin juicio de Benito Mussolini y Clara Petacci no te hace fascista.
Eso no se entiende en muchos lados, y menos en el Perú, donde los izquierdistas creen que deben apoyar a Hamás, Palestina y Massa; y los derechistas a Israel y Milei. Pero el mundo es más complejo, ante lo cual la ignorancia con frecuencia se trata de esconder con el facilismo de la simplicidad.
Deberían entenderse las razones por las que ataca Israel, pues, como escribe Thomas Friedman en NYT, debe defenderse de enemigos teocráticos con mentalidad del medioevo, pero armas del siglo XXI financiadas por Irán, que lo quieren destruir, pero que no puede masacrar inocentes y que necesita alianzas para las que Netahyahu es un obstáculo. También, que Palestina sufre el drama de ‘vivir’ sin Estado, asfixiada y comandada por los terroristas de Hamás. Que todo eso, como señala Yuval Noah Harari, requiere promover desde redes y medios compasión y reconciliación en vez de odio y violencia.
Las caricaturas son piezas magníficas y potentes del periodismo, pero a veces no transmiten la complejidad de situaciones críticas. Por eso es mi discrepancia de las que han hecho mis amigos Heduardo y Carlín en estos días sobre el conflicto en el Medio Oriente, pues creo que se puede trasmitir su mensaje sin insultar a las víctimas del Holocausto, lo cual no obvia mi respeto a su derecho a la libertad de expresión, al igual que el de esta modesta columna expresada en esta opinión crítica.
Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.