(*) Investigadora y profesora de la facultad de Administración / Universidad del Pacífico
Variables externas como la guerra de Rusia y Ucrania han contribuido al alza de productos de primera necesidad, además de los fertilizantes. Por ejemplo, el 41% de la producción mundial de potasio se encuentra localizada tanto en Rusia y Ucrania. Además, un 14% y un 11% de la producción mundial de potasio y urea, respectivamente, proviene de Rusia. Actualmente, Perú importa el 92% del trigo que consume de países como Rusia y Ucrania. Sobre ello, recientemente Rusia y Ucrania tuvieron un acuerdo de exportar granos vía el Mar Negro sin lugar a ataques, pero este tratado bilateral llegó a su fin en julio del presente año, afectando el aprovisionamiento de diferentes países.
Con el estallido de la guerra de Israel y Hamás, los precios de la energía, traducidos en petróleo crudo, refinado y fertilizantes, van a tener un impacto en los costos de producción agrícola, lo que impactará en los precios alimentarios. Esto porque habrá una incidencia materializada en el encarecimiento de fertilizantes y costos de transporte nacional e importado. El precio del petróleo afectaría a la ya existente inflación e incentivará aún más a un alza de la tasa de interés por parte de las autoridades monetarias, agravando la presión sobre el precio de los alimentos.
Del mismo modo, el alza de precios de los alimentos en el Perú también proviene de causas internas como los factores políticos, estructurales, distributivos y técnicos, los cuales venimos arrastrando desde hace unos años. Estos meses no han sido más que solo el comienzo de la trayectoria alcista en alimentos nacionales como el arroz, limones, mangos, paltas, arándanos, papa, el maíz, las habas, la quinua y la avena están siendo afectados junto con la producción ganadera y de animales menores. Esto no solo por el encarecimiento de insumos como los fertilizantes, sino también por la dramática variación climática, antesala a un probado fenómeno de El Niño Global moderado o grave.
La semana pasada tuvimos la confirmación del ministro de Economía de que el Perú se encuentra en recesión. Con insumos agrícolas a precios inaccesibles, préstamos y créditos con altas tasas de interés y, además, con fenómenos climáticos impredecibles, además de un estrés hídrico severo, la situación de inseguridad alimentaria para el año venidero resulta preocupante. FAO anunció desde el año pasado que el Perú se encuentra liderando el ranking de países con inseguridad alimentaria en Sudamérica. Por su parte, el IEP informo que, 6 de 10 peruanos (el 60%) no tiene alimentos en su hogar, así como también que 7 de 10 peruanos (el 70%) han reducido su consumo de alimentos en estos tres últimos meses.
Factores externos como el fenómeno climático y los conflictos bélicos no están bajo nuestro control. Sin embargo, el impulso de propuestas a nivel de nuestro país sí son factibles. Las obras públicas con debido soporte técnico y correcta fiscalización son cruciales si queremos menguar el impacto del fenómeno de El Niño Global que se avecina. El reforzamiento ribereño, la descolmatación de ríos, la limpieza, ampliación y construcción de canales de regadío, caminos y puentes, la reforestación, los proyectos agrícolas que necesiten mano de obra, etc. Asimismo, esto evitará el abandono de zonas productivas, brindará ingresos y asegurará la alimentación.
Finalmente, podría trabajarse una propuesta de créditos por prenda agrícola a cada agricultor, siendo el pago en especies de productos prioritarios y especiales. En este sentido, parte de la cosecha podrá ser adquirida por el Estado y destinada a programas sociales como Qali Warma y comedores populares. Estos últimos, en conjunto con las ollas comunes, deben ser reforzados, pues es aquí donde acuden las personas de mayor vulnerabilidad económica. Voluntad es lo único que se necesita.
Columnista invitado. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.