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Repensando el desarrollo productivo, por Humberto Campodónico

“¿Qué había que hacer ahora? Muy simple. Volver a una política industrial, lo que el modelo neoliberal no contempla...”.

Ese es el título de un libro del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) del 2014. El BID estaba preocupado porque llegaba a su fin el superciclo de altos precios de las materias primas –comenzó en el 2003– que había permitido un fuerte crecimiento de las economías de América Latina.

Decía el BID que, a pesar de las altas tasas de crecimiento del PBI, se había ampliado la brecha de productividad con las economías avanzadas, como EEUU: la brecha ya no era el 25%, como en los años 70, sino que había subido hasta el 48%. En los países asiáticos, sucedió lo opuesto: esa brecha se redujo del 51% hasta el 33%.

Por tanto, decía el BID, se hacía necesario “establecer las condiciones para mejorar la productividad con el fin de alcanzar el ritmo de otros países con mejores resultados”. O sea, se cuestionaba el “piloto automático” que, en términos simples, nos dice que el crecimiento del PBI lo es todo porque, poco a poco, el “chorreo” de ese crecimiento permitiría la óptima asignación de recursos de capital y trabajo.

¿Qué había que hacer ahora? Muy simple. Volver a una política industrial, lo que el modelo neoliberal no contempla. Por el contrario, “con el paradigma liberal se consolidó una tendencia a desmantelar las estructuras de la política industrial”. Y añade: “a pesar de algunos avances, ese paradigma no ha sido suficiente para fomentar la productividad y el crecimiento a niveles satisfactorios”.

Esas son palabras mayores, sobre todo viniendo del BID, pues en el 2011 su presidente, Juan Pablo Moreno, escribió “La década de América Latina”, donde daba por sentado que seguiría el superciclo de precios y, por tanto, “había piloto automático para rato”. Dicho esto, más vale corregir tarde que nunca.

Dice el BID que “el replanteamiento actual del problema del desarrollo productivo no es un retroceso, sino un avance que busca diferentes enfoques para remediar los problemas del crecimiento que siguen afectando a América Latina”. Aquí se refleja la profunda carga ideológica que aún subsiste en los liberales. Sienten que es un retroceso plantearse políticas industriales (ahora de “desarrollo productivo”) que, por definición, vienen del Estado, como en China y el sudeste asiático. Y que hoy, retomando a Keynes, es la política económica del “nuevo Consenso de Washington” que impulsa el presidente Biden.

Agregan: “Se requiere comprender qué falló, no con el fin de revaluar el pasado, sino para asegurarse de que las nuevas soluciones no repitan los mismos errores”. O sea, que no se repita el “error” del Consenso de Washington: botar al niño de las políticas industriales junto con el agua sucia de la bañera.

El BID se explaya acerca del nuevo carácter de las políticas de fomento al desarrollo productivo. Eso comenzó aquí en el 2014 con el Plan de Diversificación Productiva de Piero Ghezzi, apoyado por Ricardo Haussmann, de Harvard, creador del Índice de Complejidad Económica. Pero fue minimizada apenas iniciado el gobierno de PPK. Se han perdido por lo menos 10 años.

Hace también 10 años, cuando se realizó en Lima la reunión del FMI y el Banco Mundial, este último dijo: “las políticas que llevaron al Perú a ser un país de ingresos medios altos no lo llevarán al nivel de ingresos altos” (1). Se trata de superar el patrón de crecimiento actual liderado por los insumos, es decir, por la dotación natural de factores –materias primas (minerales, petróleo) y productos básicos (trigo, café, soya)– para crecer por el aumento de la productividad, diversificando las actividades productivas para lograr mayor valor agregado.

El “piloto automático” puede, cuando hay superciclo, hacer crecer el PBI y reducir la pobreza. Pero no cierra la brecha de productividad, no promueve empleos productivos, motivo por el cual los empleos informales llegan al 75%. En el Perú de hoy la pobreza es de 28% y hay un 33% adicional de “no pobres” vulnerables, la mayoría informales.

Ese mismo “piloto automático” es el responsable de las actuales falencias del Estado en sus diversas actividades y responsabilidades. El Estado no es un “deus ex machina” con vida propia. Da para pensar y repensar las cosas, comenzando por el desarrollo productivo.

1) Perú: aumentar la productividad para un major crecimiento. Ver en: goo.gl/jHEpRD.

larepublica.pe
Humberto Campodónico

Cristal de mira

Humberto Campodónico. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.