El síndrome Bart Simpson, por Maritza Espinoza

“Como Rosselli Amuruz, la congresista de Avanza País cuyo gusto por la parranda solo compite con su afición a mentir...”.

Lo más estúpido que puede hacer una persona que es pillada en una falta es mentir. Sin embargo, a pesar de esta verdad de Perogrullo, lo primero que hacen nuestros políticos cuando se les descubre en una corruptela o cuchipanda indefendible es largarse a mentir a diestra y siniestra, más o menos como cuando Bart Simpson, cada vez que lo pescan en una travesura, grita “¡Yo no fui!”.

Pero todos sabemos que la mentira tiene patas cortas y más aún en estos tiempos de pantallazos, chuponeos y audios comprometedores. Hoy, hasta el más inocente emoticón que uno envíe a un conocido puede terminar siendo usado para sacar a la luz cosas que preferiríamos que no se sepan. Y más cuando, para ocultarlas, nos hemos puesto a competir con Pinocho.

Como Rosselli Amuruz, la congresista de Avanza País cuyo gusto por la parranda solo compite con su afición a mentir, como cuando, en plena pandemia, dijo que estaba con COVID-19 y, en realidad, había estado juergueando en Punta Cana. O como ahora, que la fiesta que organizó para su novio terminó en un hecho de sangre.

En principio, salvo el mal gusto de irse a jaranear justo cuando un colega suyo acababa de fallecer, el asunto no tendría nada de delictivo, pero, fiel a su costumbre, la ñaña se puso a mentir tanto que terminó llamando a sospecha y dejando ver un larguísimo rabo de paja que incluía contrataciones de allegados y vínculos con gente turbia, entre otras perlas. 

Lo mismo puede decirse de otros mentirosos contumaces de nuestra fauna política, como Alejandro Toledo, quien miente incluso antes de saber de qué lo acusan; o Keiko Fujimori, quien mintió tanto para tapar los aportes de Odebrecht (que en su momento solo eran una falta administrativa) que terminó enredada en un feo tinglado de pitufeos, contubernios y maniobras ilegales. Tal vez si hubieran optado por el simple trámite de decir la verdad desde un principio, no hubieran terminado como terminaron.

Maritza Espinoza

Choque y fuga

Periodista por la UNMSM. Se inició en 1979 como reportera, luego editora de revistas, entrevistadora y columnista. En tv, conductora de reality show y, en radio, un programa de comentarios sobre tv. Ha publicado libro de autoayuda para parejas, y otro, para adolescentes. Videocolumna política y coconduce entrevistas (Entrometidas) en LaMula.pe.