Dos décadas de verdad sin reconciliación, por Augusto Álvarez Rodrich
"El deterioro en el país, tras 20 años del informe de la CVR".

Los 20 años de la presentación del informe de la CVR permiten constatar que poco cambió en el país desde entonces, y que hasta la situación se ha agravado, tras un reporte que trajo mucha verdad, pero poca reconciliación.
Eso no es responsabilidad de la comisión presidida por Salomón Lerner Febres, que realizó un esfuerzo valioso e incomprendido, sino a una dinámica política —y sus protagonistas— que han exacerbado la polarización y la incapacidad de diálogo entre quienes tienen interpretaciones distintas sobre la trayectoria del país, opiniones diferentes sobre la situación actual, y visiones disímiles sobre cómo debe ser el futuro.
La CVR investigó los hechos y raíces de uno de los fenómenos más traumáticos de la república, peor que la Guerra del Pacífico, por el terrorismo lanzado por Sendero Luminoso y el MRTA entre 1980 y 2000, con la tragedia de miles de muertes —civiles principalmente indígenas, e integrantes de las fuerzas del orden—, lo que se agravó por una respuesta del estado a través de la fuerza armada y la policía que en varios momentos no respetó los derechos humanos elementales de las poblaciones.
El informe de la CVR reflejó a una clase política —en la que también hubo muertos— irresponsable, corrupta e incapaz de entender la dimensión de un problema de raíces profundas cuya solución requería paciencia para corregir y generosidad para una reconciliación que, sin dejar de lado las diferencias que toda democracia requiere, permitiera construir un futuro estimulante para todos sus ciudadanos.
Nada de lo cual ocurrió en el Perú en las dos décadas que siguieron a las dos décadas del terror. Ha habido avances en nueva legislación y reparaciones individuales, pero nada relevante en la construcción de una cultura de lucha contra la discriminación y en la capacidad de los peruanos de acercarnos para consensuar a partir del entendimiento y aceptación de las diferencias.
Lo cual es responsabilidad de políticos de una derecha cada vez más bruta y achorada, de una izquierda cada vez más oportunista e ignorante, y de un centro malagüoso sin ideas ni principios, lo cual erosiona la posibilidad de construir un futuro de progreso y cohesionado como nación. A pesar de lo cual, solo cabe persistir en el esfuerzo.







