Ante la proliferación de aspirantes a líderes que quieren encajar con la tendencia mundial de romper todas las reglas del sistema por la profunda frustración por la marcha de la economía y la política, se debe tener especial cuidado en no ceder a la tentación de los cantos de sirena de los nuevos salvadores de la patria.
Aquí y en todo lado, como Javier Milei, la expresión más reciente del proceso global de búsqueda de soluciones antiestablishment que pueden ser de derechas o izquierdas, dependiendo de la circunstancia en cada país, con el eje coincidente de la insatisfacción ciudadana por el mal funcionamiento de democracias con gobiernos tan torpes como corruptos que no solucionan las necesidades básicas de la gente.
El fenómeno Milei responde a la frustración por varias décadas de gobiernos ladrones y mediocres que han elevado la pobreza al 40% de los argentinos, como la popularidad de Bukele en El Salvador es por la angustia ante la inseguridad ciudadana que mata.
Cuando la gente se angustia cede derechos a cambio de una solución pronta. En Estados Unidos, por ejemplo, luego del 11S, la gente cedió libertad e intimidad a cambio de seguridad.
Para cosechar en la desesperación de la gente, y la agresividad que eso conlleva, algunos candidatos se disfrazan de extremistas que prometen resolver todo destrozando el sistema con violencia. O la gente se inventa su ultra radical.
En eso, da lo mismo si el salvador es de ultraderecha como Milei, o de ultraizquierda como, por ejemplo, Antauro Humala en el Perú. Sus propuestas programáticas son diferentes, pero sus métodos se parecen mucho.
Martín Caparrós comenta sobre Milei: “Su éxito se inscribe en esta tendencia mundial en que parece que los únicos capaces de capitalizar los merecidos descontentos son estos memes de Hitler y Mussolini, dos señores que también consiguieron el apoyo de multitudes que se sentían desplazadas”.
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La política pone a sus protagonistas en situaciones límite, lo que demanda líderes con conocimiento de la historia, sentido de urgencia del cambio con respeto a la ley y estabilidad emocional. Cuando la gente se angustia, quiere romper todo y busca a su nuevo Joker salvador de la patria igual a los de antes.
Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.