La escasez de agua
Los fenómenos climáticos van a afectar seriamente el abastecimiento hídrico para el 2024.

Hasta en la distribución y consumo de agua en el Perú hay un sesgo excluyente que propicia el desencuentro y, por ende, un natural reclamo por igualdad e inclusión.
Según un cuadro elaborado por el experto José de Echave, en Lima Metropolitana, San Isidro es el distrito que gasta más agua por persona al día: 280 litros; y Lurigancho, el que consume menos: 32 litros. Es una de las diferencias más dramáticas, que nos coloca frente a una realidad incuestionable. Hay escasez y un peligro latente de racionamiento, de diferentes gradaciones e intensidades, que cualquier planteamiento en la reducción en la distribución debe atender.
Quienes gastan 30 litros por día deben cubrir mínimamente sus necesidades básicas. Un racionamiento en ese sector directamente afectará a ese conjunto de personas, que son las más vulnerables. Un distrito como El Agustino, en el que cada habitante consume a diario en promedio unos 100 litros de agua, será perjudicado, pero en menor medida. Y así, la distribución de agua corresponderá al mapa de distribución de la pobreza.
El Niño Costero y el Niño Global que vienen dañarán el aprovisionamiento de agua potable. En regiones determinadas del país habrá lluvias incesantes, mientras que en el resto, mayor sequía, que ya la estamos soportando desde los primeros meses de este año, sobre todo en el sur.
En Lima los reservorios están reduciendo su volumen significativamente, 30 millones de metros cúbicos menos, según Sunass. Aunque se ha garantizado el abastecimiento normal de agua para el 2023, el próximo año la situación puede tornarse preocupante.
¿Qué medidas tomar para superar la grave amenaza de no contar con agua suficiente para la capital y el resto de ciudades del Perú? Lima está asentada sobre un desierto y su constante crecimiento poblacional va reduciendo las posibilidades de distribuirla mejor. También los asentamientos humanos en las partes altas limitan las posibilidades de contar con el líquido elemento.
Los próximos meses serán vitales para realizar una campaña de concientización sobre la necesidad de utilizar adecuadamente el agua. Habrá que aceptar como producto de la realidad que su acceso es un derecho humano y no exclusivamente un servicio por el que se paga, sin mayor responsabilidad sobre los demás. Urge una reflexión ciudadana mayor y un compromiso claro con quienes menos tienen.








