A los maestros y maestras, por el pastor Jean Dumont

Maestros/as, no tengan miedo de meterse en política, por el cambio de la sociedad desde abajo. Celebren su día. Los animo a buscar la unidad del magisterio en su diversidad”. 

Hace un mes, no faltaron los homenajes a las y los maestros(as) por su día, las celebraciones, las comidas, el trago y la danza. Valoramos estos tiempos de alegría porque son una gracia peruana, además de buena terapia.

Sin embargo, en el Perú, como en América Latina y el mundo, hay y habrá, lamentablemente, personas y pueblos empobrecidos. Ante esta crisis, la educación no se escapa. Y quienes nos gobiernan no nos ayudan a encontrar salidas. Un exministro diciéndole a los maestros “ignorantes”, la aprobación del nombramiento de contratados (causa justa), sin considerar opiniones técnicas de las instancias correspondientes, y un reciente mandato que obliga a los maestros a no mencionar el periodo de violencia de los años 80 y 90.  En todo esto, vemos que el Gobierno olvida que la educación es un derecho fundamental.

Hace poco tiempo, hablé con un viejo amigo profesor, uno de los especialistas de la excelente reforma educativa de 1973, concebida y puesta en marcha con participación de grandes pedagogos como Paulo Freire, Salazar Bondy y W. Peñaloza. Le pregunté por qué la reforma fracasó. Él me contestó: “Morales Bermúdez dio un golpe de Estado”, y añadió: “La escuela pública fue para la educación de los pobres, pero ha traicionado a los pobres… Hay que cerrar la escuela pública”. Me quedé sin voz.

Hoy, en medio de esta crisis, que es imposible ocultar, hay grandes servidores de la escuela pública. Según el Ministerio de Educación (2023), hay 425.488 docentes en todo el Perú. Siempre hubo docentes conscientes, educadores respetuosos de los pequeños, de los estudiantes, creativos en sus relaciones. Ellos son una estrella en el cielo, y todos juntos, una iluminación en la noche.

No obstante, también me han dicho: “No queremos llamarnos maestros; el magisterio no existe, ni cambiará; queremos llamarnos educadores”. Fue duro escuchar eso y creo que tenemos que cambiar esa percepción pesimista sobre el magisterio.

Amigos/as maestros/as, tienen que ser y estar felices de su servicio educativo. Cuando llegue el fin de su servicio en la escuela, seguirán siendo educadores/as del pueblo.

Amigos/as maestros/as, ¡ánimo! Una civilización nueva nace en el dolor más de una vez y ustedes son hoy más que necesarios para inventar un futuro, no construido sobre el mercado, sino un futuro sin fronteras, no aplastado por dictadores de izquierda o de derecha, sino un futuro que haga crecer al ser humano y a la creación entera.

Maestros/as, no tengan miedo de meterse en política, por el cambio de la sociedad desde abajo. Celebren su día. Los animo a buscar la unidad del magisterio en su diversidad. No se han equivocado de camino: el de hacer crecer la humanidad nueva en la historia.

Columnista invitado

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Columnista invitado. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.