La dupla del político y autor de cuentos para niños Hernán Garrido-Lecca con el director Eduardo Schuldt retorna para el segundo lanzamiento de Schuldt en este año. La sociedad se remonta a 2005, con la vilipendiada (pero histórica) Piratas del Callao. Milagros: una osa extraordinaria trae mejores noticias.
Allí donde Una aventura gigante tropezaba en su pedagogía forzada sobre culturas precolombinas, en Milagros… todo se siente más liviano, el discurso se resuelve de modo agradable. Milagros (Melany Segura) se llama en realidad Achachiya, una joven osezna de ojos de anteojos de la selva peruana; ella deberá rescatar a su hermano Yana Yana (Nicole Valera) apresado por humanos. Luego por ahí aparecerá Zorrito (Ann Giraldo) para librarlos del malvado Payaso (el mexicano Genaro Vásquez).
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Palmas para una dirección focalizada que evita los excesos narrativos; estamos ante una historia lineal en sentido estricto. El desarrollo digital muestra victorias en la definición de los pelajes y sobre todo en las texturas del agua, pesadilla de cualquier animador. Asimismo el trabajo vocal y de guion están calibrados para el oído del público, ya que el doblaje con acento peruano causa ciertos rechazos y Schuldt lo entiende bien. Así, lo peruano está en expresiones como “¡sin miedo al éxito!” o “te llama la llama”, no en la textura de las dicciones, más cercanas al acento mexicano.
La más grande sorpresa es la postura de la historia, en extremo ambientalista (progresista, ejem, ¿caviar?) viniendo de Garrido-Lecca: casi no hay humano bueno, solo son buenos los animales. Milagros debe hacerle frente a taladores ilegales y matones; hasta el puma (en el Perú una figura venerada) es un villano.
Tras sumas y restas, Milagros… es un punto alto de su director. Y eso se saluda.
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