Tejer país, por Paula Távara

“Aún así, es necesario que no renunciemos a la democracia y a los esfuerzos por que el tejido social que la puede sostener se fortalezca y cobre forma”.

Entre mis recuerdos de infancia está siempre una manta que mi tía abuela Amanda tenía en la sala de su casa en Chimbote. Era una manta hecha de “pastillas”, pequeños cuadraditos tejidos que se tejen y unen poco a poco hasta dar forma a tan lindo abrigo.

Luego de las movilizaciones del miércoles 19 de julio, mi análisis (de tejedora en sentido amplio), es que hemos tejido y unido más pastillas de las que esperábamos.

Ese día, el centro de la capital se llenó de miles de personas, mientras que en cada una de las regiones del país se llevaron a cabo manifestaciones también. Esta movilización nacional tenía, más allá de otros planteamientos divergentes, una consigna en común, la renuncia de la presidenta Boluarte y nuevas elecciones.

El bloque autoritario de actores políticos y mediáticos —que dedicó tiempo y bilis a intentar desacreditar y terruquear a los y las manifestantes en días previos— ha querido calificar estas protestas de “fallidas” precisamente porque fueron contrarias a sus maledicentes profecías: protestas pacíficas, diversas y aglutinantes.

Los sucios hilos de miedo con los que quisieron amarrarnos (a la camarada ‘Vilma’ y sus lingotes de oro no los vimos) no surtieron efecto en una ciudadanía ante la que ya no tienen más credibilidad.

Las declaraciones de la presidenta (sumamente preocupada por los alpacos) y del premier (para quien un partido de fútbol pesa más que el reclamo de la ciudadanía) no hicieron más que acrecentar la indignación y el ánimo de esa ciudadanía, mucha de la cual había decidido ya sumarse —en algunos casos por primera vez— a las manifestaciones.

Así, la más amplia unidad a la que ha llamado la presidenta Boluarte parece estarse tejiendo con punto firme y pastilla a pastilla, aunque seguro no como ella lo quisiera. Las fuerzas de oposición, disgregadas y distanciadas —por responsabilidad propia y por los esfuerzos de ciertos sectores de conformarnos en “bandos”— empiezan a dialogar y con ello el tejido social y la acción colectiva transversal parece recobrar la esperanza de abrigarnos.

Tras esta jornada se han anunciado y continuado diversas manifestaciones para los siguientes días. Una movilización viva de una ciudadanía activa que va priorizando la agenda en común, entendiendo que ninguna agenda será posible de dialogar o llevar a cabo si dejamos que destejan nuestro sentido de comunidad y nuestra capacidad de acción para pegarnos en su tela de araña autoritaria.

En los próximos días, además, se deberá elegir a una nueva Mesa Directiva del Congreso, y toca seguir tejiendo y articulando acciones con determinación, para procurar que —si aún le queda algo de pudor, o aunque sea de olfato político a los miembros del Parlamento— esta no sea un reflejo de la coalición autoritaria que apriete más la soga, sino que deban procurar algún mínimo nivel de escucha a la ciudadanía. Aunque reconozco pocas esperanzas en las bancadas parlamentarias en este sentido.

Aun así, es necesario que no renunciemos a la democracia y a los esfuerzos por que el tejido social que la puede sostener se fortalezca y cobre forma. En sus diferencias, los diversos actores, organizaciones, segmentos e identidades políticas necesitan seguir dialogando y valorar positivamente lo logrado, para continuar uniendo pastilla a pastilla el tejido que va cobrando forma y que “no será perfecto a la primera, pero deberá servir”.

A días de la celebración de nuestra declaración de independencia, con todas las tareas pendientes que esta aún tiene, seguir apostando por tejer país, solidaridades, futuros en común, es necesario si queremos recuperar la patria, o empezar de una vez a construirla.

larepublica.pe
Paula Távara

Politóloga, máster en políticas públicas y sociales y en liderazgo político. Servidora pública, profesora universitaria y analista política. Comprometida con la participación política de la mujer y la democracia por sobre todas las cosas. Nada nos prepara para entender al Perú, pero seguimos apostando a construirlo.