El breve auge y caída de Bettsy Chávez, quien a los 34 años pasó de total desconocida en Tacna a congresista, ministra de trabajo, premier, y de ahí a la cárcel, por golpista, debe de ser uno de los casos más penosos que se hayan visto en la política peruana.
Tuvo un par de fracasos electorales (APP y Perú Libre) y luego trabajó en despachos parlamentarios, actividades en las que, como describió la corresponsal tacneña de La República, Liz Ferrer, siempre se mostró “amable, educada” y respetuosa con la prensa.
En 2021 llegó al congreso defendiendo el comunismo de Vladimir Cerrón, pero pronto se empezó a distanciar de él cuando vio que ser férrea escudera del inepto presidente Pedro Castillo era una vía más rápida de ascenso. Profundizó su metamorfosis al ser nombrada ministra de trabajo, desde donde perjudicó al turismo en plena semana santa con autorización de huelgas.
Ahí entendió que su obstáculo para seguir creciendo se llamaba Dina Boluarte.
Chávez fue consolidándose en el círculo de Palacio con perfil público relativamente bajo, hasta que hizo explosivamente evidente su posición en el primer ‘consejo de ministros descentralizado’, en Huancayo, donde hizo un discurso encendido que terminó con un paseíllo torero por el ruedo del coliseo, con afectuoso abrazo al premier Aníbal Torres —el día en que se reveló admirador de Hitler— y desplante olímpico a Boluarte, y mostrando un estado alterado y de fragilidad emocional.
Con tesis bamba, y practicando nepotismo, esa actitud se agravó luego cuando se acercó al congresista Guillermo Bermejo, lo que le permitió reemplazar a Torres en la PCM, manteniendo a este de asesor, hasta que, como quedó cabalmente registrado en videos, fue protagonista y cómplice de Castillo en el golpe, con quien parecía ser una pareja tipo Bonnie y Clyde, pero para asaltar y liquidar a la democracia.
Por eso, cuando fue detenida y trasladada al penal de Ancón, tenía una sonrisa propia de quien se siente tranquila por el deber cumplido. Pobre mujer, acaso por la combinación de juventud e inexperiencia con estado emocional alterado, tuvo un breve auge y caída, de ser Betssy la premier a Betssy la rea, en la cárcel, de donde recién saldría pasado su medio siglo de vida por golpista.
Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.