Opinión

Enigmáticas secuelas de Wagner, por Mirko Lauer

"La sensación es que a Putin también le gustaría asimilar a Prigozhin, que le ha sido muy necesario en la invasión de Ucrania".

Lauer
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Algunas de las secuelas de la insurrección de Yevgueni Prigozhin son más sorprendentes que el acto mismo. La facilidad con que el mercenario tiró la esponja es sorprendente. Que lo haya hecho en virtud de un argumento humanitario, no derramar sangre, todavía más. La respuesta de Vladímir Putin termina de redondear lo sorprendente.

Las tres preguntas de Ian Bremmer —¿Por qué Prigozhin tomó las armas contra Putin? ¿Por qué se detuvo frente a Moscú? ¿Por qué Putin le ofreció un trato? — no han sido realmente contestadas. Más bien han aparecido otras preguntas igualmente intrigantes, atadas a algunos nuevos desarrollos que son, vuelve la palabra, sorprendentes.

¿Por qué quiere Putin asimilar a la tropa de Wagner al ejército ruso, especialmente si el líder de todos estos 25.000 mercenarios se ha ido a refugiar a un tiro de obús del Kremlin? La sensación es que a Putin también le gustaría asimilar a Prigozhin, que le ha sido muy necesario en la invasión de Ucrania.

Mientras tanto el presidente ruso se sigue enredando en declaraciones que parecen innecesarias. Agradece a sus generales haber evitado una guerra civil, se cuida mucho de condenar a Prigozhin y ciertamente no le da el trato de un derrotado. Dice que Wagner no montó un golpe contra él, y Wagner dice que ni siquiera hubo un golpe.

Desde afuera los análisis de la prensa occidental también contienen cierta perplejidad. Hay relativo consenso sobre que Putin se ha debilitado y que es un perdedor en este incidente. Pero son comentarios que no van más allá de alusiones a la pérdida de una imagen de líder todopoderoso. Lo cual sería bastante, pero no decisivo.

Hay el argumento de que un Putin debilitado redoblará los esfuerzos militares contra Ucrania, que sería la real perdedora de la asonada Wagner. Pero de otra parte Volodímir Zelenski menciona avances modestos pero sostenidos de las fuerzas ucranianas. Si esto es así, no descartemos que Prigozhin sea llamado de vuelta.

Los EE.UU. y la OTAN vienen observando perplejos estos hechos y declaraciones. Evidentemente faltan elementos para poder tomar posición. Además, está el difundido y no tan secreto deseo que los propios rusos se encarguen de Putin. Además, algún nuevo evento en el drama puede echar por tierra los más precisos pronósticos.