Opinión

¿Le pueden hacer el avión?, por Mirko Lauer

"Boluarte va a tener que pensarlo dos veces antes de subir por la escalinata del avión. Pero si lo piensa mucho el país se le puede convertir en un gran corral".

MIRKO
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Hace un par de días opiné sobre la norma que ahora le permite a Dina Boluarte manejar el despacho presidencial a la distancia, y la consideré un pasaporte para moverse en el espacio internacional. Pero luego he entrado en profundas dudas sobre el mismo tema, de modo que elijo abordarlo desde un ángulo distinto.

Un amigo me dice que Boluarte simplemente no puede salir del territorio nacional, a pesar de la norma. Además, añade mi amigo, lo acaba de insinuar asolapadamente su propio embajador en Madrid entrevistado en Lima. La idea es que una ley del Congreso no puede imponerse a una norma constitucional, que impide la salida presidencial.

De modo que los viajes de Boluarte se volverían el instrumento para que ella sea vacada por Keiko Fujimori, en el momento que la candidata considere conveniente. De esta manera Fuerza Popular tendría un instrumento que le permitiría fijar una fecha para las próximas elecciones, lo cual podría ser más temprano que tarde.

Pero quizás el aspecto más interesante de esta argumentación es que presenta a una Boluarte que depende de Fujimori, y del Congreso que esta última controla, más de lo que parece a primera vista. Si hay peligro de vacancia, el tema que se elija para ello no es lo más importante. Lo que contaría es el momento elegido.

Cuando en estos días se habla de un golpe del Congreso, concretado o en marcha, uno se imagina a numerosos individuos con intereses pequeños, lanzando propuestas deleznables (contra el mérito en la docencia, contra los colaboradores eficaces en la justicia), o cultivando su propia parcela de privilegio.

Solo uno o dos comentaristas están hablando de un golpe propiamente fujimorista, que ya se metió al bolsillo a los congresistas que necesita, y que ahora se dedica a despejar la cancha para las próximas elecciones. Dina Boluarte 2026 es un escollo que hay que sacar del camino. Las demás decapitaciones que vamos viendo solo son ensayos.

Boluarte va a tener que pensarlo dos veces antes de subir por la escalinata del avión. Pero si lo piensa mucho el país se le puede convertir en un gran corral. En cualquier caso queda flotando la pregunta de si a Boluarte todavía le queda juego propio suficiente. Fujimori ya definió sus alianzas. Boluarte debería revisar bien las suyas.