La presidenta con el dedo en el dique, por Augusto Álvarez Rodrich

"Problemas de un paciente que anda con las defensas bajas".

Gobierno y Congreso siguen comprometidos, pese a alguna escaramuza reciente, con el pacto de sobrevivencia para durar hasta el final del lustro político, pero algunos problemas propios de un paciente con las defensas bajas podrían arruinar el plan.

Dina Boluarte fue clara sobre el adelanto electoral: “Seguiremos trabajando de manera responsable en respeto al estado de derecho, la democracia y la constitución hasta julio del 2026”. Keiko Fujimori le respondió que el proyecto no ha sido archivado, que se puede debatir en cualquier momento y que “señalar que está cerrado me parece un poquito soberbio”, ante lo cual la presidenta le recordó que el ejecutivo ha planteado el adelanto e invitó a la bancada de Fuerza Popular a hacerle caso a su jefa y a ponerlo en agenda.

Nada de lo cual ocurrirá, por supuesto, pues si en algo coinciden Ejecutivo y Legislativo, es en durar, cuidando a Boluarte como a Peter, el niño héroe del cuento holandés que salvó a la comunidad poniendo su dedo en la grieta de un dique. Al menos hasta 2025 cuando la vacancia ya no implique una elección inmediata que desperdicie curules.

Para ello, hay una alianza fujicomunista de extremos en el congreso entre Keiko y Vladimir Cerrón, que incluye a los partidos de centro como APP —que, con frecuencia, parece la banda parlamentaria de Boluarte— y AP, además de la ultraderecha de Renovación y el inclasificable Podemos.

El dique, sin embargo, tiene algunos riesgos que le podrían impedir resistir, siendo el más relevante el de la alta impopularidad del sistema político en su conjunto. La constitucionalidad y la legalidad no están en modo alguno en cuestión, salvo para las viudas políticas más tristes del cadáver político de Pedro Castillo, pero su legitimidad se ve cuestionada por la reducida capacidad de representación que se evidencia en las encuestas, como en la del IEP con una desaprobación de 91% del Congreso y de 80% de la presidenta Boluarte.

Ambos quieren durar, pero son como un enfermo con las defensas bajas al que cualquier enfermedad —crisis económica familiar, El Niño mal enfrentado, agravamiento de la inseguridad, un escándalo fuerte de corrupción, etc.—, lo puede pasar de la sala de cuidados intensivos a la muerte súbita.

Augusto Álvarez Rodrich.

Claro y directo

Economista de la U. del Pacífico –profesor desde 1986– y Máster de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, Harvard. En el oficio de periodista desde hace más de cuatro décadas, con varios despidos en la mochila tras dirigir y conducir programas en diarios, tv y radio. Dirige RTV, preside Ipys, le gusta el teatro, ante todo, hincha de Alianza Lima.