Las tecnologías digitales están revolucionando la educación, haciéndola más accesible y personalizada. Países como Malawi e India vienen trabajando en la implementación de sistemas educativos que emplean software para adaptar los contenidos curriculares según las necesidades de cada estudiante y sugerir estrategias de acompañamiento que reduzcan las brechas de aprendizaje entre estudiantes de un mismo grado.
El software Mindspark, por ejemplo, ha mejorado el rendimiento en matemáticas de estudiantes malauíes en un 38% en tan solo cinco meses.
PUEDES VER: Universidad La Cantuta: ¿qué carreras ofrece y cuántas veces al año hay examen de admisión?
Este tipo de resultados son esenciales, pues la alfabetización matemática será indispensable para tener éxito en el mercado laboral del futuro. Además de mejorar el rendimiento escolar, el impacto de estas tecnologías puede trascender a otras áreas, por ejemplo, cambiando las prácticas de los docentes y generando evidencia para la toma de decisiones en materia educativa.
El sistema Tusome es utilizado en Kenia para ayudar a los docentes a mejorar sus prácticas pedagógicas gracias a un mecanismo que les permite acceder a retroalimentación en tiempo real.
En otros países asiáticos, variaciones de estos sistemas se emplean para generar datos sobre la asistencia de alumnos y profesores, identificar patrones usando los resultados de exámenes e incluso obtener indicadores relacionados con la provisión de alimentos en escuelas y otros programas de asistencia social similares.
Dos aspectos son particularmente importantes para países de renta media como el nuestro. Primero, su escalamiento puede costar desde dos dólares por alumno. Segundo, estos sistemas no se construyen alrededor de aspectos técnicos, sino que priorizan procesos sociales.
No se trata de automatizar la educación o ponerla en línea, sino de usar la tecnología como una herramienta que amplifique el desempeño de docentes y alumnos de modo que nos acerquemos más a ese ideal de desarrollo que queremos para las futuras generaciones.
Investigadora en el Science Policy Research Unit de la Universidad de Sussex. Maestría en Políticas Públicas por la Universidad de Glasgow y es licenciada en Ciencia Política por la PUCP. Su trabajo de investigación gira en torno al rol de la tecnología y la innovación en procesos de transformación sustentables e inclusivos.