Remueven a policías que participaron en allanamiento a casa de Boluarte

De desastres naturales y otras hierbas

“La próxima vez que un policía diga que el crimen de cada día sería ‘un ajuste de cuentas’... le mando la moto...”.

Según el mataburros Wikipedia, “semántica” es un término que “se refiere al estudio de diversos aspectos del significado, sentido o interpretación de signos lingüísticos como símbolos, palabras, expresiones o representaciones formales”.

Pienso en la semántica cuando escucho, no sin indignación, que en cada asesinato realizado por sicarios los policías recurren a la muletilla “se debería a un ajuste de cuentas”. Y es algo que  los periodistas repetimos casi con resignación y sin insistir en más detalles.

Antes, los comisarios PNP usaban el “desconozco mayormente” como muletilla oficial, pero ahora todo se reduce a “un ajuste de cuentas” para determinar que no tienen la menor idea de quién, cómo, cuándo y dónde asesinaron al ciudadano de turno. La próxima vez que un policía diga que el crimen de cada día “sería un ajuste de cuentas”... le mando la moto.

Algo similar sucede cuando en cada maretazo la burocracia recurre a la muletilla “oleajes anómalos”. Según San Google, “anómalo” es un adjetivo que significa “anormal (que es distinto de lo general o de lo común o se aparta de su estado natural o de las condiciones que le son inherentes)”. ¿Tiene algo de anormal un maretazo? ¿Se imaginan el mar si no tuviera maretazos o golpes de mar? ¿Es anormal el plenilunio? ¿Es anormal la rotación del planeta Tierra? En fin. En este caso lo único anómalo son esos burócratas enquistados en el aparato público.

Ni qué decir de “desastres naturales”. Hace más de 20 años se determinó que estas tragedias no tienen nada de “natural”. Es como afirmar que son “castigos divinos”. Decir o escribir “desastre natural” es una expresión que se puede interpretar como inevitable o propio de la naturaleza. Cuando se trata de un simple “desastre”... con todo lo terrible de su significado. 

En todo caso, se trata de una catástrofe provocada por la vulnerabilidad humana: casas o edificios mal construidos, o instalados en quebradas aluviónicas o en zonas vecinas al cauce de los ríos o en las orillas del mar propensas a tsunamis.