Opinión

Golpe dado, ni Dios lo quita

 "Si bien lo que Castillo hizo es legalmente clarísimo, la tozudez de algunos cree que hay margen para el negacionismo".

Lauer
Lauer

El golpe de Pedro Castillo sigue dando vueltas como tema. Si bien lo que Castillo hizo es legalmente clarísimo, la tozudez de algunos cree que hay margen para el negacionismo. Ya hemos escuchado argumentos que van desde la inocencia del golpista dopado hasta la inocencia del pericote que pasa a devolver la mercadería.

Otra versión es que el expresidente no dio un golpe, sino que se lo dieron a él. La prueba de lo anterior sería que está en una celda de Barbadillo. No puede decirse que sus abogados hayan hecho sobretiempo, y Castillo sigue preso de las incongruencias de sus propias versiones. Lo mismo pasa con quienes lo ayudaron a perpetrar el golpe.

Aníbal Torres sigue pasando piola con argumentos de salud y geriatría. Betssy Chávez va logrando demorar las cosas gracias a su condición de parlamentaria. Chávez lo niega todo. Torres sibilinamente ni niega ni concede, pero mantiene una postura agresiva, casi exaltada, que hace pensar que también él daría un golpe, si tuviera cómo.

Los pedidos de libertad para Castillo desaparecieron pronto de los carteles de la protesta. Quizás la idea detrás de eso era que, si Dina Boluarte renunciaba, automáticamente Castillo podría volver. Pero en el exterior han aparecido predicadores de la idea de que Castillo fue la víctima, no el autor, de un golpe.

Pero si lo del golpe está claro, todavía no se ha empezado a aclarar si hubo relación entre la tragedia política de Castillo desde el siete de diciembre y los varios aspectos de la protesta que le siguió. ¿Esa protesta fue espontánea o hubo preparativos? La ausencia de líderes a la vista todavía hoy causa perplejidad y sospecha.

Hemos visto casos donde por un brevísimo lapso Castillo preso fue un inspirador de la protesta. Pero también hay otros casos donde Castillo ha sido, y es, la última de las preocupaciones. Es el caso de Puno, donde el movimiento está mirando hacia adelante, mucho más que hacia atrás; estudiando sus propias fuerzas antes que las de un político liquidado.

Fronteras afuera, el tema de Castillo y su golpe se ha vuelto sobre todo un asunto de presidentes de la región, que quizás se ven secretamente reflejados en el destino del colega peruano.