Han sido tres días de sesiones de la Comisión de Alto Nivel de la OEA con los principales representantes de la política, la Iglesia, el Gobierno, la oposición y la sociedad civil del Perú. Al término de su permanencia en Lima, emitió un comunicado convocando al diálogo y anunciando sus próximos pasos con el material recabado en las más de 30 reuniones sostenidas desde el lunes pasado.
Será tarea del equipo conformado por cinco cancilleres y tres representantes de las cancillerías de sus países elaborar un informe final sobre la situación de la crisis peruana y elevarlo a la Comisión Permanente de la OEA, entidad que le hizo el encargo.
Ellos arribaron a Lima el domingo, y el lunes, por razones de protocolo, acudieron a Palacio de Gobierno a entrevistarse con el presidente Castillo y parte de su equipo ministerial. Luego hicieron lo propio con el presidente del Congreso, José Williams, y su Mesa Directiva. Además, con la presidenta del Poder Judicial, Elvia Barrios. Después de culminar reuniones con todos los poderes del Estado e instituciones públicas como la Defensoría y el Tribunal Constitucional, se han dado cita a todos los partidos políticos representados en el Congreso; es decir, las 13 bancadas, más congresistas no agrupados.
Los encuentros luego se han abierto a la sociedad civil, con reuniones con empresarios, representantes de la prensa, mujeres organizadas y voceros autorizados de la Iglesia católica, entre otros.
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Al finalizar su presencia en el Perú, emitieron un comunicado en el que convocan a mantener el diálogo y ofrecen seguir monitoreando la situación y tener abiertos los canales de comunicación con las personas y grupos entrevistados.
Es necesario recordar que la misión de la OEA ha llegado al Perú tras el pedido del Gobierno peruano, representado por el canciller César Landa, quien invocó los artículos 17 y 18 de la Carta Democrática Interamericana, que autorizan la intervención del organismo regional ante una grave e inminente situación de peligro para la democracia, que fue considerada por la autoridad peruana como una intentona de “golpe de Estado”.
En estos tres días ha habido un intercambio de puntos de vista que han enriquecido, sin duda, la primera impresión que ofrece la crisis peruana desde el exterior. Además de la disposición de autoridades judiciales y políticas en ofrecer información documentada sobre las denuncias que pesan sobre el presidente Castillo, su entorno familiar y sus allegados, también se ha ofrecido un panorama sobre amenazas contra la prensa, el contexto laboral y el clima para la inversión privada.
También formó parte del panorama político el acoso permanente de los integrantes de La Resistencia, agrupación vinculada al fujimorismo que permaneció beligerante con amenazas y ataques en la sede donde se realizaron las reuniones.
Será necesario esperar los resultados de esta visita y apostar a que, a instancias de la OEA, se abran nuevas perspectivas y se hallen caminos que nos lleven a soluciones al entrampamiento y la crisis política peruana.
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