Eduardo Ugarte
Periodista
“¿Te imaginas un Perú sin Machupicchu?”. Con esta conmovedora frase e indirecta dura advertencia inicia un post en las redes sociales del Ministerio de Cultura, como parte de la campaña para recuperar la llaqta inca del deterioro causado por el tiempo y el descontrolado turismo denominada: “Es nuestro Patrimonio, ¡Cuidémoslo siempre!”. Parafraseando, ¿te imaginas una Arequipa sin sus casonas de sillar? La respuesta sería sí, porque en este último mes sus demoliciones alimentan el temor de la pérdida de nuestro patrimonio arquitectónico, pues no existe el compromiso que implica afirmar: Es nuestro patrimonio, ¡cuidémoslo siempre!
Si antes se hacían demoliciones de forma clandestina en feriados y entre gallos y medianoche, ahora se hacen abiertamente pues la mayoría cuenta con licencia. Entonces, la inquietud ante este hecho es, ¿qué hacía que fueran clandestinas por ilegales estas destrucciones y qué hace ahora que sean legales si tienen similares características en época, estilo, fachadas e interiores? ¿Han variado y son más flexibles las normas que las protegían? ¿Está primando el interés comercial que afecta la conservación patrimonial, a tal punto que supera la interpretación o aplicación de las normas?
La respuesta inmediata es difícil tenerla de parte de la sociedad civil, es explicable la del mercado, pero, la del Estado, que es la que aplica las normas es necesaria e inmediata, pues si las normas están bien interpretadas y bien aplicadas, lo pertinente es revisarlas pues están legalizando la pérdida de la unidad de nuestras calles, del paisaje urbano y de una característica cultural que sostiene nuestra arequipeñeidad, más allá de nuestro patrimonio que hace que distingamos a nuestra ciudad del resto de ciudades también honradas al ser puestas en la Lista de la Unesco de Patrimonio Mundial.
Es urgente una campaña en defensa del patrimonio arequipeño, que a diferencia del Cusco su deterioro y pérdida no es causada por el tiempo y el turismo, por lo que no podría ser subvencionada por el Mincetur y el apoyo técnico de Cultura y Sernanp, y por el contrario, el tiempo le ha dado el valor para que sea un destino turístico con una centro histórico único en el mundo, pues es la única ciudad construida masivamente con ignimbrita, material con nombre propio en nuestro medio: sillar. Lo que lleva a una última pregunta, ¿quién o qué institución lideraría y haría la inversión para sostener esta campaña si ciudadanía y Estado no lo hace?
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