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Exportando piedras

“Así, es cierto que mientras más se logre transformar las materias primas, mejor para el Perú; pero hay que tener en cuenta que el valor fundamental está en el mineral”.

Presidente del Instituto de Economía (IPE). Director de la Maestría en Finanzas de la UP.

Existe en nuestro país la impresión de que si algo no es “industrializado”, entonces vale poco y siempre se podría ganar mucho más si se industrializara. Así, no es raro que se diga que gran parte de nuestras exportaciones mineras son poco valiosas en relación con lo que podrían ser porque al final se está “exportando piedras” y no, por lo menos, metal refinado. Los minerales concentrados, que son los que en muchos casos se exporta en el Perú, serían las “piedras” que habría que convertir en metal refinado. Ese sí sería un producto “industrializado”, se dice y, seguramente, mucho más valioso.

La mayor parte de la gente no sabe cuáles son los precios comparativos del mineral concentrado (las “piedras”) y del metal refinado. Les sorprendería. Aunque las cifras varían un poco de acuerdo al metal, en general la conclusión es la misma. El grueso del valor está en “las piedras” y, según un concienzudo estudio del Instituto Peruano de Economía, el aumento del valor entre el mineral concentrado y el metal refinado no excedía el 20% en ningún caso. Con precios altos de los minerales esta relación sería más baja aún.

Estas cifras son sorprendentes para la gran mayoría de personas y se debe a que industrializar no supone más que la transformación de un producto en otro. Así, en el caso de la refinación de concentrados minerales, la transformación consiste básicamente en usar muchísima energía para separar el metal (aproximadamente 25% del concentrado) del resto del material (75%, que usualmente no tiene valor, aunque puede haber pequeñas excepciones).

Quemar gran cantidad de combustible o usar gran cantidad de electricidad mediante procesos complejos pero conocidos es caro, pero no es tan complicado (disculpas a las refinadoras). Al decidir hacer una refinería, la decisión más importante es si ponerla cerca de la mina o lejos de ella, para lo cual el inversionista deberá tomar en consideración tres factores fundamentales.

En primer lugar, cuesta bastante dinero poner una refinería (especialmente considerando que debe cumplir con los estrictos estándares ambientales de hoy) y nadie querrá hacerlo en un país donde se considere que puede haber expropiaciones o impuestos extraordinarios. Recordemos que es imposible “trasladar” una mina, solo se puede hacer en el lugar donde está el mineral, pero las refinerías sí que se pueden trasladar de un país a otro.

En segundo lugar, dado que una refinería consume gran cantidad de energía, al decidir dónde ponerla será importante que sea un lugar donde exista abundante energía poco costosa. En esto, el Perú ha venido siendo bastante competitivo.

En tercer lugar, se debe considerar el costo de transporte. Transportar 75% de “basura” para usar solo el 25% aumenta los costos, por lo que conviene poner una refinería cerca de la mina. Pero además hay que considerar que otros aspectos relacionados pueden más que compensar esto: si no hay ferrocarriles, carreteras o puertos disponibles, estos deben sumarse al costo de inversión, lo cual puede resultar prohibitivo.

Así, es cierto que mientras más se logre transformar las materias primas, mejor para el Perú; pero hay que tener en cuenta que el valor fundamental está en el mineral y que la decisión de refinarlo dependerá en buena parte de qué tan atractivo sea nuestro país para las inversiones.

El Perú tiene que aprovechar al máximo todas las oportunidades de generar valor agregado en su economía, y eso es justamente lo que hace cuando promueve la explotación minera formal. El valor agregado fundamental se crea al minar y desarrollar las cadenas de proveedores para la minería. Esto es más importante que refinar el mineral. La minería tiene absoluto potencial para transformar la economía nacional y local, pero solo si sabemos bien qué es verdad y qué es mito a su alrededor.

Miguel Palomino

De La Oroya. Economista y profesor de la Universidad del Pacífico y Doctor en Finanzas de la Escuela de Wharton de la U. de Pennsylvania. Pdte. del Instituto Peruano de Economía, Director de la Maestría en Finanzas de la U. del Pacífico. Ha sido economista-jefe para AL de Merrill Lynch y dir. gte gral. ML-Perú. Se desempeñó como investigador GRADE.