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El camino a la institucionalidad

“Es la sociedad civil quien debe recuperar lo perdido y relanzar estas reformas. Este tercer sector tiene que hacerse presente y exigir soluciones sensatas que apunten a construir capacidades institucionales”.

En diversas entrevistas, ya he manifestado que todos los caminos posibles apuntan a una salida de Pedro Castillo antes de culminar el tiempo de su mandato. De estos, la vacancia es el escenario más probable por el momento, pero esto no significa que sea el escenario que más desee.

Como ciudadana, frente al desmantelamiento de nuestra incipiente institucionalidad pública, puede ser normal sentir indignación y sumarse al pedido de la vacancia. Pero, como politóloga, me corresponde poner paños fríos (incluso a mí misma) y pensar en alternativas que realmente apunten a la solución que necesitamos. Pero para eso primero debemos identificar correctamente cuál es ese problema que necesitamos solucionar. ¿Es Pedro Castillo un problema en sí mismo? Con su vacancia, ¿aseguramos los arreglos que esperamos?

Unirse a la arenga “que se vayan todos” puede ser muy popular, pero en la misma línea con lo anterior, ¿qué sucede después? El cierre del Congreso por parte de Vizcarra fue celebrado por muchos y la convocatoria a nuevas elecciones fue vista con esperanza… ¿Tuvimos un Congreso mejor después de eso?

Apuntar a nuevas elecciones con una reforma política bajo el brazo puede ser vista como la solución más institucional, pero ninguno de los actores hoy en la escena política está entusiasmado con la idea de promover una reforma que va contra sus propios intereses.

Así, hemos puesto demasiadas expectativas en la reforma política por su contenido, sin darnos cuenta de la viabilidad de su implementación. Frente a esto, considero que hay otras dos reformas más posibles y que sin duda apuntan a transformar el sector público desde adentro para hacerlo más efectivo: la reforma del servicio civil y la modernización de los aparatos administrativos. Estas dos reformas han sido invisibilizadas en los últimos años y duramente pisoteadas en el actual gobierno.

El clientelismo como forma de hacer las cosas en el Estado seguirá ganando espacio en tanto no se apunte a (re)impulsar una reforma seria y sólida del servicio civil y de los aparatos burocráticos para que sean más ágiles y transparentes. No basta con la reforma política. Se deben hacer las tres.

Más que evitar futuras crisis políticas, lo que hay que hacer es construir una estructura en la administración pública que la haga impermeable a las disputas entre poderes del Estado o a la inestabilidad política. En países desarrollados también hay crisis políticas, pero estas no calan o no impactan negativamente en la continuidad de políticas públicas porque tienen un cuerpo sólido de servidores públicos. No solo basta con tener personas capacitadas en el Estado, sino que se debe asegurar que, con cada cambio de ministro, no se tenga que dar una gran movilización de personas que haga que se tenga que empezar todo de nuevo. El efecto Penélope de tejer y destejer las políticas públicas es lo que más daño le hace a la gente, sobre a todo a aquellos que más necesitan del Estado.

¿Le corresponde al Congreso o al Ejecutivo poner el primer ladrillo? Cuando el Estado falla, está ausente, o ha sido tomado por mafias, trazar el camino a la institucionalidad le corresponde a la ciudadanía. Es la sociedad civil quien debe recuperar lo perdido y relanzar estas reformas. Este tercer sector tiene que hacerse presente y exigir soluciones sensatas que apunten a construir capacidades institucionales. Pedir un cambio de jugador o jugadores no cambiará las reglas de juego que tenemos hoy.

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Alexandra Ames

Especialista en Políticas públicas efectivas. Jefa del Observatorio de Políticas Públicas de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico. Ha sido servidora pública de municipios y ministerios. También ha sido Secretaria Técnica del Social Progress Imperative para el Perú. Limeña, hija de padre puneño y madre moyobambina.