Partidos políticos, siguiente capítulo

“Una ciudadanía que reclama más espacios de participación y actividad a la que el activismo del clic (el clictivismo) ya le está quedando chico”.

El quinquenio 2016-2021 ha sido dramático en términos políticos, dada la constante inestabilidad a la que nos hemos acostumbrado y que se expresa en una altísima rotación de mandatarios en el poder. Tal situación requiere una revisión y una identificación de oportunidades que hay que aprovechar de cara a construir un país más amable para todos.

Ese último objetivo es el que persiguió la semana que pasó el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), al convocarnos a reflexionar sobre la reforma electoral que se sigue construyendo y en donde la digitalización cobra una relevancia crítica.

En ese sentido, si bien el momento culminante en la dinámica de la política nacional es el proceso electoral y sus previos, es más evidente la necesidad sobre qué hacer en “tiempo de paz” con las organizaciones políticas y los políticos. Y eso incluye empezar a repensar qué tipo de partidos políticos necesitamos en un Perú pospandemia del siglo 21.

Como decía en el evento del JNE, la clase política local debe abandonar los modelos catch-all parties o partidos atrapa todo, ante una ciudadanía que no solo quiere ser convocada cada cierto tiempo a votar. Se trata de una ciudadanía que reclama más espacios de participación y actividad a la que el activismo del clic (el clictivismo) ya le está quedando chico.

Hablo de la creación de partidos que capturen la lógica de lo digital: transparencia, colaboración y participación.

El partido político de la era digital plantea la necesidad de involucrar a la ciudadanía en sus procesos internos como, por ejemplo, la formulación de sus estatutos, la selección de candidatos, la cocreación de los planes de gobierno, la formación de liderazgos emergentes, la construcción colectiva de leyes, la generación de espacios y procesos para diálogos multisectoriales y diversos, entre otros.

Necesitamos partidos que capitalicen la acción política de los ciudadanos más allá de representarlos meramente. Con más razón en un país donde la representación política está en franca crisis por su incapacidad de diferenciar agendas e intereses disímiles de los distintos “perúes”.