1. Con el cambio de gabinete, el gobierno ha pasado de una política de ataque frontal a una política de hegemonía o de búsqueda de consensos.
Era un error que un gobierno débil con una izquierda débil comenzara a gobernar con un ataque frontal. Regaló el centro político y social a la ultraderecha y se aisló, sobre todo en Lima.
2. Pero para la ultraderecha y los medios concentrados no ha pasado nada y siguen la guerra política que se inició el 2016 y que convirtió al país en un caos con tres presidentes en el último año del gobierno de Vizcarra. Por disposición idiota de la Constitución del 93 no existe un mecanismo de equilibrio constitucional en el último año de gobierno. La DBA no quiere un año sino los cinco años de caos. ¿Por qué? Porque ella no quiere un cambio del gabinete sino del gobierno.
3. A la DBA no le interesa resolver el embrollo (frecuente en el Perú) de un gobierno dividido (el Ejecutivo en manos de un partido y el Congreso en manos de otros partidos) en un presidencialismo parlamentarizado. Hay varias soluciones posibles. La más simple es que el Congreso no tenga las injerencias propias del parlamentarismo en el Ejecutivo: voto de investidura y voto de censura. La DBA, en cambio, agrava el problema al quitarle al Ejecutivo el mecanismo de equilibrio de poderes en un presidencialismo parlamentarizado.
4. Para evaluar al gabinete, la DBA vuelve a sus orígenes (la teocracia) y fusiona la política con la religión. Cuando evalúa a los integrantes de los gabinetes no busca al político que cumple una función de gobierno por la que tiene que responder sino que, hurgando en su biografía, busca un santo. Olvidando su propia tortuosa trayectoria, la DBA y sus voceros, los medios concentrados, se transforman en una corte celestial que dictaminan: los pecadores no pueden ser ministros.
5. Entre los pecados que encuentran la DBA y los medios concentrados están la pertenencia de un ministro a la Fenate en la que está también el Movadef. Olvidan algo elemental que todos debieran saber: el sindicato es un frente único en el que coexisten personas con distintas creencias y orientaciones ideo-políticas y pertenecer a él no transforma a nadie en pecador que le impide ser ministro.
6. Para la DBA, el Movadef y sus integrantes no son seres humanos equivocados sino demonios terroristas que no tienen salvación. Carlos Tapia, brillante analista de la violencia política, demostró que el Movadef fue el resultado de un acuerdo entre Fujimori, Montesinos y Abimael Guzmán. Los senderistas ya no iban a matar gente ni a dinamitar edificios y puentes sino que iban a hacer política por medios pacíficos. Pero fue un acuerdo incompleto porque, si querían hacer política pacífica, antes que nada, tenían que reconocer sus crímenes, pedir perdón a la sociedad y prometer que no van a usar la violencia ni, menos aún, el terrorismo en la lucha por el poder.
Sinesio López. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.