¿Cómo ver cuánto tengo en mi AFP?

Sacar el mejor partido posible

“El nuevo gabinete abre tímidas esperanzas de alcanzar ese mínimo de cordura que nos permita atravesar la tormenta sin naufragar”.

El título de esta nota es una de las posibles traducciones de una expresión en inglés: making the best out of a bad job. El gran psicoanalista británico Wilfred R. Bion la utilizó como título de uno de sus seminarios. Aquí mi traducción de un resumen del texto:

“Cuando dos personalidades se encuentran, se crea una tormenta emocional. Si hacen suficiente contacto como para estar conscientes de la presencia del otro, o incluso suficiente como para no estar conscientes de la presencia del otro, se produce un estado emocional por la conjunción de estos dos individuos, y la perturbación resultante es poco probable que sea considerada como una mejora ineluctable del estado de la cuestión, en caso nunca se hubieran encontrado. Pero, dado que lo hicieron, y puesto que esta tormenta emocional tuvo lugar, las dos partes de dicha tormenta pueden decidir sacar el mejor partido posible (make the best out of a bad job)”.

Como es habitual en esta columna, vamos a intentar una arriesgada analogía entre esta perspectiva eminentemente intersubjetiva, y la situación política y social que estamos viviendo en el Perú. Por supuesto, la polisemia de la palabra “partido” no es casual en este contexto. Bion alude al encuentro entre el paciente y el psicoanalista. Vamos a procurar arrimar la carne, como dicen los rioplatenses, a nuestro lado del asador.

En muchos sentidos, el encuentro actual de posiciones políticas es una tormenta sin precedentes. Ideologías consideradas históricamente irreconciliables están obligadas a reconocerse e, idealmente, escucharse sin descalificarse. Es decir, hacer política por el bien no de los protagonistas sino de aquellos a quienes representan. A saber: todos nosotros. El nuevo gabinete abre tímidas esperanzas de alcanzar ese mínimo de cordura que nos permita atravesar la tormenta sin naufragar. A los ciudadanos nos toca exigir ese diálogo de fuerzas hasta ahora vistas como irreconciliables. Por lo menos a todos quienes no nos identificamos con las posiciones maximalistas de los extremos, cuya única agenda es la aniquilación del otro.

La fotografía de Pedro Castillo y Julio Velarde conversando cordialmente en palacio ilustra de manera adecuada esta expectativa. Si esto le parece a Vladimir Cerrón y compañía, así como a Keiko Fujimori y compañía, una traición, entonces estamos sacando el mejor partido posible de la situación.

La República

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