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Quitarse un peso

“Quizás la percepción más difundida es que Pedro Castillo ha dejado de ser prisionero de un entorno ultra intransigente, y que ahora podría estar disponible para hacer política izquierdista de mejor calidad”.

En términos generales el cambio de gabinete ha producido alivio, en unos sectores mucho más que en otros. ¿Por qué? Quizás la percepción más difundida es que Pedro Castillo ha dejado de ser prisionero de un entorno ultra intransigente, y que ahora podría estar disponible para hacer política izquierdista de mejor calidad.

Las más contentas deberían ser hoy las varias agrupaciones de izquierda que no son el ala radical de Perú Libre, a quienes se les abren nuevas posibilidades en el escenario político. Ahora ese conglomerado no solo tiene ministros, sino además un nuevo tipo de legitimidad. Es una variante, pero bastante libre del tic fundamentalista.

El empresariado en privado reconoce que puede haberse evitado lo peor, pero el cambio no lo anima más allá de una postura de tipo ver para creer. La inversión privada sigue esperando más garantías que la presencia de Julio Velarde en el BCR, y espera las señales de eficiencia que buena parte del pasado gabinete no pudo dar.

A la derecha ideológica la ha aliviado la noción de que el cambio es indicio de una división de la izquierda dentro y fuera del Congreso, y de un aislamiento de su sector extremo. Aunque tal vez no están considerando que en el nuevo esquema a la izquierda en el gobierno le va a ser más fácil hacer alianzas con el centro político.

Pero no todo es alivio. La presencia de izquierda pura y dura en el gabinete Vásquez sigue siendo muy importante, al grado que algunos críticos consideran que puede ser más peligroso que el anterior, de resultar más eficaz. De hecho un par de flamantes ministros (Interior, Educación) ya viene siendo criticado por los medios.

La cuestión ha pasado a ser si un menor ruido político y menos traqueteo de sables ideológicos van a volcar la gestión del Ejecutivo y el debate nacional hacia los temas sustantivos de estos tiempos. La forma en que se ha planteado la segunda Reforma Agraria es, con todas sus limitaciones, un buen avance por este camino.

Con su decisión Castillo se ha abierto una oportunidad que ya parecía estar definitivamente cerrada. El pueblo, como le gusta decir, está esperando con atención cómo va a aprovecharla.

La República

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