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La gran mentira

“El senderista Juanito Orosco Barrientos delató a todos del grupo que consumó la masacre con coche bomba en la calle Tarata, el 16 de julio de 1992. Nunca mencionó a nadie de La Cantuta’'.

Para justificar la brutal masacre de La Cantuta, los homicidas del Destacamento Colina imputaron reiteradamente a sus víctimas haber participado en la matanza de la calle Tarata, en Miraflores. Esta versión falsa de los asesinos, que actuaron bajo las probadas órdenes de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos, es repetida hasta la actualidad no solo por los fujimoristas, sino también por analistas, opinólogos y periodistas. Más de dos décadas después de concluido oficialmente el conflicto armado interno, todavía hay sectores que se niegan a aceptar la verdad de los hechos: ninguno de los ejecutados de La Cantuta tuvo relación con Tarata, el 16 de julio de 1992. Los verdaderos autores intelectuales y materiales del coche bomba que acabó con la vida de 17 personas fueron apresados, enjuiciados y condenados. Varios siguen cumpliendo sentencia.

A diferencia del caso de la detención de Abimael Guzmán Reinoso, que fue un extraordinario trabajo del Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), la identificación y captura de los terroristas de la calle Tarata estuvo a cargo de la Brigada Especial de Detectives (Bredet), de la Dirección contra el Terrorismo (Dircote). Con motivo de la investigación que hicimos sobre el pasado del ministro Iber Maraví Olarte en Huamanga, Ayacucho, tuvimos acceso al expediente del caso Tarata. ¿Qué relación tiene Maraví con los senderistas que protagonizaron el peor atentado en la capital? Orestes Urriola Gonzales, el sujeto que consiguió el local donde se acondicionó el mortífero coche bomba, fue un subordinado de Iber Maraví cuando este encabezó un grupo senderista huamanguino, entre 1980 y 1981, según los atestados policiales e informes fiscales de la época.

El expediente relata que el 28 de junio de 1996, durante una operación policial de ‘’rastrillaje’' de rutina, la policía encontró a una persona con antecedentes por terrorismo que respondía al nombre de Juanito Orosco Barrientos. El individuo había participado en varias acciones armadas en Lima, y luego de un ataque en el que perdieron la vida dos de sus compañeros, decidió apartarse. Pero fue obligado a reincorporarse bajo amenazas de muerte. Así se sumó el ‘’destacamento especial’' dedicado a reventar coches bomba, en el que cumplió el papel de acondicionador del vehículo con explosivos y en el conductor del mismo que enfiló hacia los edificios de la calle Tarata. La captura de Orosco fue espectacular porque lo sabía todo.

Juanito Orosco delató a todos los componentes del grupo que consumó la masacre en Miraflores, lo que permitió a la Bredet cazar a los criminales senderistas. Además, Orosco fue testigo clave en el juicio contra Abimael Guzmán y su cúpula por el caso Tarata. Nunca mencionó a nadie de La Cantuta, destruyendo así la farsa de los asesinos del Destacamento Colina y sus aduladores fujimoristas. El que miente conociendo la verdad de los hechos no es un mentiroso cualquiera. Es un encubridor de criminales.

La República

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