Poesía: tres nuevos libros

“Con su libro más reciente Valeria Román ha dado un giro en su poesía. Ana C. Buena (Lima, La Balanza, 2021) está al borde de ser un libro 100% de protesta, contra la tarea doméstica de las mujeres con bajos recursos”.

Con su libro más reciente Valeria Román ha dado un giro en su poesía. Ana C. Buena (Lima, La Balanza, 2021) está al borde de ser un libro 100% de protesta, contra la tarea doméstica de las mujeres con bajos recursos. El estupendo oficio de sus anteriores poemarios (Feelback, Matrioska) sigue allí, pero aquí el tono, desembozadamente social, se ha oscurecido hasta volverse dramático.

Todo ocurre en el espacio de lo cotidiano, donde Román observa a Ana, piensa en ella, y a su vez la invita a reflexionar sobre su propia condición. En el proceso la idea misma de la poesía recibe críticas, considerada como una actividad contrapuesta a la cocina o la limpieza. Es un mundo sobrecogedor, que invita a la rebelión.

Rosa Granda está en la cresta de una ola poética que recoge su espuma de varias corrientes. Un sonido amarillo (Lima, Álbum del Universo Bakterial, 2021) es a la vez el retorno de un neobarroco puesto al día, una exploración de últimas tendencias en poesía mundial, y una reelaboración de la lírica intimista. Un libro de lectura exigente por donde se le mire, y enriquecedor en todas.

Desde la sinestesia implícita en el título los poemas aparecen confrontados con diversos órdenes convencionales de la lectura. Es poesía que se filtra, a menudo herméticamente, a través de un pensamiento con el ojo puesto en lo científico. De todo esto resulta la exitosa búsqueda de una novedad en verdad sorprendente.

Tapir tapir (Lima, Vallejo & Co., 2021), de Renato Pita, es al mismo tiempo un homenaje a y un diálogo con el tapirus terrestris de nuestra selva. Lo cual se extiende a todo lo amazónico. Es un poemario inmerso en un clima dulce y fragante, de versos cuidadísimos, unos libres, otros con buen manejo de la rima.

Pita da vueltas a su tema sin pretender agotarlo, y su propia presencia en el libro es tangencial. Carlos López Degregori lo define como “un abanico de máscaras y voces enfrentadas y contradictorias”. Se percibe en él por momentos una bienvenida evocación de la poesía pura de los años 50: “¿Dónde el tapir soleado, pulido?”. Este es un buen lugar para encontrarlo.