Cuba sí, yanquis no

“Sé cómo es el hambre por dentro. Esa crisis que habita en la mayoría de los isleños. Y las revueltas de hace unos días no son más que la prueba de un pueblo atiborrado de dificultades. No temo decirlo, el drama comenzó mucho antes de la muerte de Fidel Castro”.

En La Habana no hay pollo. Menos bistec. El papel higiénico y la crema dental son un lujo. Y ni hablar de los salarios. Y de esto hace ya buen tiempo. Viví en Cuba cuatro años de manera intermitente. Sé cómo es el hambre por dentro. Esa crisis que habita en la mayoría de los isleños. Y las revueltas de hace unos días no son más que la prueba de un pueblo atiborrado de dificultades. No temo decirlo, el drama comenzó mucho antes de la muerte de Fidel Castro en noviembre del 2016.

Hoy se sabe que el clima de protestas callejeras en contra del Gobierno de Díaz-Canel que comenzaron el 11 de julio ha dejado un muerto y cientos de personas detenidas, pero nadie habla del mentado bloqueo, aunque se aguarda una inmediata modificación de la política hacia Cuba por parte de los Estados Unidos, aunque los analistas aseguran que Joe Biden continuará con la política de “mano dura” de su predecesor, Donald Trump.

Cuando uno les pregunta a los cubanos: ¿y ahora qué va a pasar con la revolución? La mayoría asegura que todo seguirá igual. Los más viejos hablan de que existe un engranaje programático que tiene como energía la dinámica al interior del Partido Comunista de Cuba. Y otros, los más escépticos, admiten que con la estructura de poder cubano es imposible que ocurran cambios radicales en un país que es una cárcel con barrotes invisibles donde la mayoría se quiere largar lo antes posible a donde sea y la idea de “democracia” sigue siendo la mejor utopía de los más humildes.

El Consejo de Estado de la República de Cuba es una entidad hermética que tiene su propia gramática y la gente le teme. Y de las libertades, casi nada. Los pocos medios que existen solo se refieren a los actos oficiales. Y cuando uno pregunta de la crisis, responden: “De esos asuntos no hablamos los fidelistas”. Lo público es una norma impenetrable y de culto. Hoy no se oyen frases como marxismo, leninismo, ni materialismo dialéctico. Aquí hay dos términos que nadie duda en expresar: pueblo y revolución.

Y aunque en toda la isla el servicio de Internet es muy deficiente, han proliferado los ‘youtuber’: cientos de jóvenes que lo graban todo ahí donde existe una represión feroz. Así, Cuba debe ser el país más militarizado del planeta, no obstante, existe la condena de que la isla será siempre socialista aunque su revolución se acerque al modelo chino y al ejemplo de las economías surasiáticas y Vietnam, por ejemplo, sea su último paradigma y no haya pollo ni bistec.