César Acuña*
Solo quienes conocen la pobreza y la han vivido en carne propia pueden entender la diferencia que hay entre no tener nada y tener la esperanza de un ingreso que permita que tu familia pueda llegar a fin de mes sin pasar hambre.
La crisis económica ha destrozado la economía de millones de familias peruanas. Los más pobres han tenido que elegir entre exponer su vida al virus, al salir a buscar un ingreso, y la posibilidad de que su familia se vaya a dormir con el estómago vacío. Condenar a un padre o una madre a elegir entre su salud y la vida de sus hijos es inhumano.
Yo entiendo la desesperación de esos padres porque he conocido la pobreza, y sé que la pobreza duele. Pero duele más el abandono y la falta de empatía del gobierno. De ese gobierno que debe solucionar problemas pero que, con su negligencia, se convierte en el principal problema para los más pobres.
El hambre no espera, no conoce de plazos, mucho menos de decretos supremos. No diferencia entre políticas de izquierda o de derecha. Explicarle a un niño hambriento que el Estado no lo puede ayudar porque debemos guardar formalismos económicos es injusto. No podemos acabar el hambre con una ley, pero podemos establecer medidas que tengan un efecto directo en el bienestar de los más vulnerables.
Por eso, en nuestro gobierno, vamos a otorgar un subsidio mensual de 600 soles, durante un año, para beneficiar a 5 millones de familias en estado de vulnerabilidad. Es el “Bono Covid”. La forma como el Estado se solidariza e invierte para cubrir la necesidad de los más pobres y para reactivar nuestra economía en el corto plazo. Esta medida tiene dos objetivos:
1. Garantizar la seguridad alimentaria y la subsistencia de las familias más necesitadas a través de una asignación mensual.
2. Generar una inyección de dinero en el sistema económico para dinamizar la economía a través de la demanda. Así las empresas, negocios y pequeños emprendimientos van a tener un impulso, generando puestos de trabajo e ingresos al Estado en la forma de impuestos.
En pocas palabras, los más pobres nos van a ayudar a recuperar nuestra economía.
Los gobiernos de Vizcarra y Sagasti han gastado 60 mil millones de soles en el fondo Reactiva Perú, beneficiando preferentemente a las grandes empresas. Nosotros con el “Bono Covid” vamos a beneficiar a los que menos tienen y con una inversión total de 36 mil millones de soles, o sea, poco más de la mitad de lo que ha gastado el gobierno ayudando a los grandes grupos de poder.
El “Bono Covid”, además, va a incluir a quienes no han recibido ayudas del gobierno: a los que han perdido su trabajo, a esos emprendedores que lo han perdido todo, al anciano abandonado y en estado de precariedad, a esa madre soltera que lucha por conseguir dos soles diarios para un plato de comida para sus hijos en la olla común. Al estudiante que vive y se mantiene solo, al albañil sin trabajo, al mototaxista que ya no puede circular. Este bono es para ellos. No para quienes tienen la bendición de un trabajo estable, un sueldo y un plato de comida seguro para sus hijos. Es para esos cinco millones de rostros escondidos que son el verdadero Perú, de donde yo provengo.
Por otro lado, nuestro país tiene los recursos para asumir esta inversión: Tenemos el Fondo de Contingencia del Presupuesto de la República, que asciende a 24 mil millones de soles y cuyo uso se destina a la mitigación de desastres. Podemos ahorrar millones recortando gastos superfluos o invertir los 35 mil millones que el gobierno no ha ejecutado en el 2020. Dinero hay, lo que falta es capacidad de gestión y experiencia. Nosotros la tenemos.
Entonces vamos a otorgar el “Bono Covid” porque sí podemos, pero más importante aún, porque lo debemos hacer, porque el hambre no espera. Y porque es nuestra responsabilidad, como políticos, el gobernar en beneficio de los más pobres, de los vulnerables, de los olvidados.
Los críticos dicen que es populismo, yo digo que es responsabilidad.
*Candidato presidencial por APP
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