La conspiración de las vacunas

“En una época signada por el caos y el pánico, es mucho más atractivo dejarse llevar por teorías que apelan a los aspectos más primitivos de nuestra mente”.

Lo que en la nota de la semana pasada llamé miedo a las vacunas, ha empeorado de manera exponencial. La encuesta IPSOS publicada por El Comercio muestra que el 48% de los peruanos no se vacunaría. La misma cantidad de los que sí lo harían. En el Perú existe una larga y exitosa tradición de procesos de vacunación. Por lo tanto, es necesario preguntarse por este fenómeno inédito y muy peligroso. Pero como el tiempo apremia, hay que contrarrestarlo. Lo cual puede parecer contradictorio (pensar y actuar a la par), pero esos son los tiempos que nos han tocado vivir.

La profesora Kate Starbird, de la Universidad de Washington, se ha especializado en las teorías conspirativas, uno de los mayores desafíos psicosociales de la era de internet. “El proceso natural de buscarle sentido a algo queda secuestrado por personas que quieren tener otra conversación”, afirma. No se refiere específicamente al miedo a vacunarse contra el COVID, sino a cualquier teoría conspirativa. Como esa pasmosa declaración de los jueces superiores de la Sala Penal de Chincha y Pisco: El COVID-19 habría sido creado por Billie Gate (sic), Rockefeller (¿?) y Soros, élites criminales del nuevo orden mundial.

En la tierra de la ivermectina, a cuyos conjuros sucumbió con tóxico oportunismo el expresidente Vizcarra, se habla de una vacuna peruana que se inhala por la nariz. El punto de la profesora Starbird es que en una época signada por el caos y el pánico, es mucho más atractivo dejarse llevar por teorías que apelan a los aspectos más primitivos de nuestra mente. Si a esto se añade, como l o hace el editorial de El Comercio del 17.01.21, el miedo a los efectos secundarios y la rapidez en el desarrollo de las vacunas, la mesa está servida para la propagación de una epidemia de desinformación.

Contrarrestar estos terrores sin nombre, como los llamaba el psicoanalista Bion, es tarea del Gobierno, claro está. Pero es responsabilidad de toda la ciudadanía formar una masa crítica dispuesta a promover información confiable. Umberto Eco decía que esto “hace sistema”. La única prueba de que los americanos llegaron a la luna, recordaba, es que los rusos no protestaron. Para revertir esa creciente tendencia del miedo a vacunarse, tenemos que hacer sistema. Que no suceda el “¡Apure, Leiva!” del telegrama de Bolognesi, esperando las municiones que nunca llegaron en el Morro de Arica.