Estamos ad portas del Bicentenario de la República y nunca ningún partido político ha presentado en sus listas de postulación al Congreso o a los consejos regionales o municipales un 50% de mujeres y de hombres.
Nunca antes en el Perú han sido electas más del 29% de mujeres. Ni siquiera hemos llegado a la cuota mínima que establece la ley.
La paridad al 50% ya se aprobó en el Perú, pero se postergaba su vigencia recién para el 2031. No existe ninguna razón para postergar una medida tan importante para el logro de la igualdad. La reforma debe aplicarse desde el 2021.
La paridad es un principio democrático. No limita al militante de votar, si desea, por un hombre, en las elecciones primarias. La paridad y alternancia tampoco afectan la meritocracia, que puede ser un elemento de valoración de los partidos en sus elecciones primarias. Además, esto tiene que ver más con el ejercicio del derecho de la ciudadanía, que con los pergaminos técnicos.
La paridad nos da un enfoque de democracia distinto. Y un mensaje histórico de que todas las personas podemos aportar en construir nuestro país.
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