Ni comba ni martillo. El Perú que nos dejaron todos los gobiernos anteriores no lo podía salvar ni una comba porque antes de martillar había mucho por restaurar. Demasiado. Somos un país en la ruina social pero indolentemente ‘orgulloso’ de su ‘buen manejo macroeconómico’ de las últimas tres décadas. Nuestra salud y educación públicas aún corresponden “a las de un país pobre, muy pobre”, apunta Hugo Ñopo en El Hilo. (Ver aquí: https://bit.ly/2XunYai).
Desde García hasta PPK, todos gobernaron solo para los grandes grupos económicos, las transnacionales y sus bolsillos. Gracias a ellos hoy los peruanos morimos como moscas por el COVID-19 y no por la irresponsabilidad de un puñado de negligentes como la TV y parte del gobierno nos quiere hacer creer.
Lo que la tele no dice es que “el día que salió el decreto de urgencia decretando la cuarentena, en el mismo decreto se autorizaba a seguir trabajando a las personas dedicadas a actividades esenciales”, apunta Ñopo. Según el DU y sucesivas adendas del MEF esas actividades eran el comercio de alimentos (mercados), profesionales de la salud, sector público, e incluso metieron de contrabando a las mineras como ‘esencial’ pese a que no estuvo en el decreto inicial.
Según Ñopo, estamos hablando de casi 8 millones de peruanos –47% de la PEA activa ocupada (ENHO, 2018)– que desde los primeros días de la cuarentena tenían permiso para salir a trabajar sin estrictas protecciones ni rigurosa fiscalización a las empresas empleadoras e instituciones. “Visto así”, añade Ñopo, “el encierro no ha sido tan dramático como se pensó”. (Ver aquí: https://bit.ly/3gjRxUM).
El resultado han sido los focos mortales en los mercados; policías y médicos contagiados, y en la minería varios cientos de infectados de los que nadie quiere hablar.
Es verdad que aún no sabemos a ciencia cierta cuántos de esos casi 8 millones trabajaron o fueron despedidos con la ‘suspensión perfecta’, pero si tomamos este otro dato que Ñopo nos alcanza de nuestra realidad social, se explica por qué tanta gente salió a la calle a jugársela: el 40% de la PEA ocupada son trabajadores independientes. El 80% de esos independientes son informales con empleos precarios que viven al diario: 3 de cada 4 ganan al mes menos de la remuneración mínima vital. Sumémosle que un tercio de los hogares urbanos en Perú no tienen refrigerador y que 30% de hogares urbanos viven en severas condiciones de hacinamiento, con 4 o más personas viviendo en una casa sin habitación o con una sola habitación (¾ partes de los peruanos viven en ciudades).
Difícilmente tras transparentar estos datos se puede seguir culpando al peruano irresponsable’ la alta tasa de contagios. Vizcarra hizo el mejor esfuerzo con el carro destartalado de la salud pública y la educación que nos dejaron todos los anteriores gobierno, invirtiendo apenas 5% del PBI en estos sectores; indolencia de la clase gobernante que hoy nos pasa factura. Pero también faltó que se asesorara con una visión más social, que pudiera advertir la bomba de tiempo que eran los mercados (y sus trabajadores por los que nadie hace lobby); le faltó también ser menos concesivo con los grupos de presión económica con respecto de sus trabajadores.
Hay muchas lecciones aún por aprender, pero que quede claro que no hemos fallado los peruanos. Nos fallaron la clase política y empresarial. Fallaron al Perú. Esperamos que Vizcarra no se vaya de este gobierno sin hacer una diferencia. Si no, las muertes que han calateado al Perú profundamente despreciado, habrán sido ofensivamente en vano.
**No puedo dejar de expresar mi solidaridad y desconcierto por los despidos en el diario. Guardo esperanza en que pronto el diario explique qué ha sucedido y abogo por una retractación de los mismos, dadas las duras circunstancias para los trabajadores en plena pandemia.
Claudia Cisneros. Autor de contenidos y de las últimas noticias del diario La República. Experiencia como redactor en varias temáticas y secciones sobre noticias de hoy en Perú y el mundo.