Éxodo doloroso

Lo perdieron todo. Familias enteras abandonan Arequipa, a donde llegaron en busca de un futuro mejor. Debido al Covid-19 ya no tienen trabajo ni donde vivir. Quedarse significaría morir de hambre. Solo quieren llegar a sus regiones, donde al menos podrán vivir de lo que cultiven en sus chacras.

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Haciendo camino

Para evitar el control policial en el anexo de Imata, varias personas deciden trepar los cerros. El alcalde del distrito de San Antonio de Chuca, Luis Enrique Barreda, pidió a las autoridades mayor vigilancia y control. Teme que por esta zona lleguen a cruzar personas infectadas con Covid-19.

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Huyendo del hambre

Familias cruzan el anexo arequipeño de Imata a más de 4.400 metros de altura. Han caminado más de 24 horas. Acamparon en las faldas del volcán Chachani, por la vía Yura-Imata.

Volviendo a casa

Melquiades Calisaya Cáceres, de 36 años, lleva en sus hombros a su pequeña hija. En Arequipa, vivía en un inmueble alquilado y como no podía pagarlo el dueño lo corrió. La desesperación lo obliga a retornar a su natal Quispicanchi, en Cusco, con la esperanza de que allí tendrán al menos para comer.

Retorno sin gloria

Cubriéndose con mascarillas, avanzan por las Pampas de Cañahuas. Solo llevan lo que pueden cargar. Ambas mujeres deberán andar 4 días hasta Chumbivilcas.