Unas 220 galaxias satélite orbitarían la Vía Láctea, pero estarían desapareciendo, según estudio
Un estudio científico ha encontrados 2 nuevas galaxias enanas orbitando la Vía Láctea: Virgo III y Sextans II. Con los cálculos actuales, el número de satélites de nuestro vecindario cósmico ascendería a 500.
Aunque hay muchas galaxias más inmensas que la Vía Láctea, existen también otros cúmulos estelares de tamaños pequeños que orbitan nuestro vecindario cósmico. Con el pasar de los años, los astrónomos fueron calculando la cantidad de estas galaxias satélite. Una nueva investigación sugiere que los ejemplares se deberían incrementar hasta 500.
Por otro lado, dos nuevas galaxias enanas se suman a la lista: Virgo III y Sextans II. El problema es que estas se han encontrado en un sector ya saturado, con más cúmulos estelares que los predichos por modelos computacionales que incluyen a la materia oscura en las ecuaciones.
Científicos encuentran dos nuevas galaxias enanas que orbitan la Vía Láctea
Tomando en cuenta las grandes distancias del cosmos, la Vía Láctea parece ser una entidad independiente, pero esta premisa está alejada de la realidad. Algunas galaxias enanas, muchas de ellas con solo unos pocos miles de estrellas, giran en órbitas alrededor de nuestra galaxia. Los cálculos astronómicos suponen que debería haber, en principio, más de 60 ejemplares.
"Los astrónomos saben desde hace tiempo que la Vía Láctea tiene galaxias satélite, entre ellas la Gran Nube de Magallanes, que se puede ver a simple vista desde el hemisferio sur, pero hasta alrededor del año 2000 se pensaba que su número rondaba las 12. Desde entonces, el número de galaxias satélite observadas ha aumentado drásticamente", había escrito la National Accelerator Laboratory de la Universidad de Stanford en 2020.
Recientemente, los astrónomos han añadido dos pequeños satélites a la lista de cúmulos enanos, pero esto no resuelve el enigma, sino que lo complica, ya que ahora parece que hay demasiados, con un número total que superaría por mucho las hipótesis. Esto ocurre porque los nuevos satélites, llamados Virgo III y Sextans II, se encontraron en una región ya saturada con más galaxias enanas de las que los modelos de materia oscura predicen.
Ubicación de Virgo III, una de las galaxias satélite de la Vía Láctea. Foto: Universidad de Tohoku
La materia oscura en la Vía Láctea predice que hay muchas galaxias cercanas
La materia oscura, sustancia desconocida que representa el 85% de la materia en el universo, sostiene a estructuras como la Vía Láctea. Esto aumenta la velocidad de rotación galáctica y la fuerza gravitatoria necesaria para atraer, mantener y eventualmente devorar galaxias satélite.
Los astrónomos esperan que haya muchas más galaxias enanas satélite de las que se han identificado. Los modelos de materia oscura también hacen predicciones detalladas sobre cuántas galaxias satélite deberíamos ver en ciertas áreas y aquí es donde Virgo III y Sextans II crean un desafío. Para más información, los interesados pueden leer el estudio científico subido a Publications of The Astronomical Society of Japan.
El número de galaxias satélite de la Vía Láctea se incrementaría hasta 500. Foto: Sinc
Homma y su equipo analizaron datos del programa estratégico Subaru (SSP) de la Hyper Suprime-Cam (HSC) para buscar galaxias satélite en una sección del espacio. Según los modelos de materia oscura, debería haber alrededor de cuatro galaxias satélite enanas en esa área del cielo. Con el descubrimiento de estas dos nuevas galaxias, el total en esa región asciende a nueve.
Cambiar ciertos parámetros, como excluir la galaxia enana clásica Sextans o usar un modelo diferente para predecir el número de satélites, no soluciona el problema.
El modelo actual arroja que hay 220 galaxias enanas alrededor de la Vía Láctea
El mejor modelo actual supone que debería haber aproximadamente 220 galaxias enanas orbitando la Vía Láctea, que yacen desaparecidas. Ahora, si examinamos las huellas del programa estratégico Subaru de la Hyper Suprime-Cam, ese total estaría más cerca de 500 satélites.
Sin embargo, es posible que la muestra del estudio científico justo presente una concentración más alta de satélites que otras áreas del espacio. Ello se comprobará contrastando observaciones con otros sectores del cielo.
"El siguiente paso es utilizar un telescopio más potente que pueda observar una mayor porción del cielo", comenta el astrónomo Masashi Chiba, de la Universidad de Tohoku. El próximo año, el Observatorio Vera C. Rubin en Chile, con la cámara más grande jamás construida, se utilizará para este propósito, de acuerdo con Chiba.