La cantante norteamericana Karen Carpenter de The Carpenters, esa voz dulce que ha trascendido por encima de la muerte a lo largo de varias generaciones, fue una intérprete tan exitosa como infeliz. La artista falleció un 4 de febrero de 1983, a los 32 años, tras combatir por varios años contra una de las enfermedades mentales más mortales: la anorexia nerviosa y bulimia. Cuando murió apenas pesaba 34 kilos. Lamentablemente, por aquel entonces, pocos conocían de aquella enfermedad que comenzaba a azotar a la humanidad, incluyendo a la celebridades, por lo que Karen se sintió terriblemente incomprendida.
Ahora, la nueva biografía titulada Lead Sister: The Story of Karen Carpenter, de Lucy O’Brien pone sobre el tapete lo difícil que fue para la cantante lidiar con una industria cruel con las mujeres, y su incansable lucha por superar su enfermedad. Un extracto publicado en The Hollywood Reporter, muestra cómo, un año antes de morir, Karen Carpenter se puso en tratamiento. “La anorexia se había convertido en una fuerza tiránica en la psique de Karen, que le decía que la comida era un enemigo contra el que debía luchar”, escribe O’Brien.
Según la autora, Carpenter se puso en manos del psicólogo Steven Levenkron, destacado por sus investigaciones sobre la anorexia nerviosa y las autolesiones. La artista invirtió una fuerte suma de dinero para su tratamiento: alrededor de 2,000 dólares mensuales (100 dólares por cada sesión) y otros 6 mil dólares en vivienda: “En enero de 1982, Karen voló a Nueva York y se mudó a una suite en el hotel City Regency cerca de Central Park, llevándose 22 maletas con ropa y zapatos”, se lee en la publicación.
Pero la enfermedad de Karen era grave y agresiva con ella, pues según lo revela su biógrafa, la intérprete de Close to You y Please, Mr Postman, caminaba todos los días largas cuadras para llegar al consultorio del doctor, con la intención de quemar calorías. Además, durante la consulta, se movía de un lado a otro, en lugar de guardar reposo. Una de las cosas más impactantes que revela la biografía es el descubrimiento que hizo Levenkron durante una de sus sesiones con Carpenter: “Habló con Karen sobre lo que tomaba para expulsar alimentos, y ella confesó que podía ingerir más de 90 laxantes de una sentada”. También admitió tomar 10 píldoras al día de Synthroid, un medicamento para la tiroides, que tenía el efecto de acelerar su metabolismo. Levenkron, simplemente quedó horrorizado, pues la sobredosis de pastillas para la tiroides podría provocar coma, convulsiones y ataques cardíacos.
Karen y su hermano Richard Carpenter fundaron The Carpenters en el año 1969.
Más adelante, durante sus sesiones de terapia intensiva, Karen Carpenter comprendió que su enfermedad se había convertido en un desfogue para enfrentar sus problemas personales: tenía una madre controladora y un hermano (Richard Carpenter con quien fundó The Carpenter en 1969) perfeccionista, que la presionaba todo el tiempo. También fue infeliz en su vida marital: en 1981, se casó con el promotor inmobiliario Tom Burris y se divorció 14 meses después, pues según sus amigos, el hombre tenía un comportamiento abusivo con ella y un mero interés por su fortuna. “Este fue un punto de inflexión para Karen, cuando reconoció lo mucho que había sido amiga e hija atenta, hábil para cuidar a otras personas, pero incapaz de cuidarse de sí misma. Estuvo de acuerdo con Levenkron en que dejaría de tomar laxantes”, escribe O’Brien.
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Al cabo de unos meses, Karen volvió a su casa y retomó un proyecto para grabar un disco que quedó pendiente desde 1972 cuando su heramno ingresó a una clínica para combatir su propia adicción a las pastillas para dormir. Luego, en 1982 la intérprete grabó su última canción Now, pues su enfermedad volvió a atacar de manera más violenta. Tras una consulta con su médico, la cantante le contó que sentía extraño su corazón: “Mi corazón hace cosas raras”. le dijo. Entonces, fue ingresada en la unidad de cuidados intensivos del hospital Lennox Hill, en Nueva York. Su estomágo se deterioró tanto que comenzó a ser alimentada por vía intravenosa. En octubre, durante su hospitalización, firmó una petición de divorcio. “Fue su declaración de independencia”, escribe su biógrafa.
En noviembre, justo para la celebración de Acción de Gracias, fue dada de alta con buen pronóstico, dejó el tratamiento y en agradecimiento le regaló a su doctor un cuadro bordado por ella misma que decía:: “Tú ganas, yo gano”. Retomó sus actividades sociales y musicales junto a su hermano y tenía planes de volver a Nueva York, pero nunca pudo. Lamentablemente, su frágil cuerpo y corazón, no resistieron más y murió el 4 de febrero de 1983. Esa día, no se levantó a tomar café. Su madre subió a su cuarto a ver qué sucedía y la encontró desmayada. Fue trasladada de emergencia al hospital. Murió a las 9.41 de la mañana. Según el forense, el cadáver contenía grandes dosis de ipecacuana, un medicamento para inducir al vómito en casos de intoxicación.
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El último 3 de marzo, su hermano Richard Carpenter le rindió un homenaje a través de su cuenta de Instagram: “Hoy se cumplen 73 años del nacimiento de mi asombrosa hermana Karen. En algunos momentos, parece que el tiempo vuela. Este no es uno de esos momentos. Aquí pesan los 40 años que han pasado desde que murió. Consuela, al menos, saber que su impecable voz ha demostrado ser el regalo perfecto para su día especial”.