Aunque el viento soplaba en su contra, Botafogo ajustó las velas para llegar a buen puerto: su primer título de la Copa Libertadores, que conquistó al imponerse con un hombre menos al Atlético Mineiro (3-1) en la final brasileña disputada este sábado en Buenos Aires.
El equipo que el legendario Garrincha hizo célebre en las décadas de 1950 y 1960 podrá silenciar por fin las burlas de sus rivales, que hasta hoy le recriminaban ser el único equipo tradicional de Brasil que no contaba con el preciado trofeo en su vitrina.
En su primera final del certamen, en la que jugó con diez hombres desde el minuto dos, el Fogão además sepultó una sequía de casi tres décadas sin conquistar un gran título y firmó su resurrección absoluta luego de oscilar entre la primera y la segunda división en temporadas pasadas.
Su última gran conquista había sido el Brasileirao en 1995, un hecho que está cerca de revalidar este año, en el que lidera el campeonato local con tres puntos de ventaja sobre el Palmeiras a falta de dos partidos para el final.
"Fue una victoria épica, probablemente la victoria más épica en una final de la Libertadores", dijo su entrenador, el portugués Artur Jorge. "Solo un equipo de estos, con este espíritu, con estas ganas, consigue un logro de este tamaño".
A partir de este sábado podrá decir que su ingreso al Olimpo sudamericano tuvo hazaña, heroísmo y amor propio. Tres ingredientes claves para sobreponerse a la expulsión del volante Gregore, por patear la cara del mediocampista argentino Fausto Vera a los 30 segundos de juego.
Al trío de componentes se sumó el fulminante extremo Luiz Henrique, autor del 1-0 en el minuto 35, en la primera jugada elaborada de los cariocas, y a quien luego el portero Everson derrumbó dentro del área, permitiendo que el lateral izquierdo Alex Telles ampliara la cuenta nueve minutos después desde el punto blanco.
El dúo selló el histórico triunfo del equipo de Artur Jorge, tercer técnico portugués en levantar la Copa después de Jorge Jesus (Flamengo, 2019) y Abel Ferreira (Palmeiras 2020 y 2021).
"Me faltan palabras para describir este momento, desde que llegué encontré un grupo hambriento", dijo Luiz Henrique.
Único miembro del llamado G-12, el grupo de los doce equipos más exitosos y populares del país de Pelé, que no había tocado la Gloria Eterna, Botafogo logró la ventaja en la parte final de un primer tiempo completamente dominado por el Galo.
Tras haber invertido más de 70 millones de dólares en refuerzos, la victoria le garantiza participar en la edición copera del próximo año y quedarse con el último de los 32 cupos para el ampliado Mundial de Clubes que Estados Unidos albergará en 2025.
También tendrá la oportunidad de ampliar su palmarés al haberse clasificado a la Copa Intercontinental, que se disputará en Catar en diciembre, y a la Recopa Sudamericana, que pugnará con el argentino Racing, flamante campeón de la Copa Sudamericana.
El delantero chileno Eduardo Vargas, quien entró al inicio de la segunda parte, descontó de cabeza (47) para el Galo, que apuntaba al bicampeonato en la casa de River Plate, luego de ganar la edición de 2013 de la mano del involvidable Ronaldinho Gaúcho.
A pesar de contar con una nómina de peso, con nombres reconocidos como el atacante Hulk, el Mineiro que comanda el argentino Gabriel Milito no pudo dar vuelta a la mala racha con la que aterrizó en Buenos Aires ni aprovechar la superioridad numérica.
El club de Belo Horizonte sumó su undécimo partido consecutivo sin vencer, incluidas las derrotas contra Flamengo en las recientes finales de la Copa do Brasil, y su participación en la próxima Libertadores está en duda debido a su mal andar liguero.
"Se nos ha escapado una oportunidad inmejorable para poder ganar la Copa Libertadores", reconoció Milito.
Aunque la batalla largó en un ambiente festivo, con el tenista serbio Novak Djokovic presentando el trofeo, la tensión subió con intensidad tras el descuento de Vargas.
Las palpitaciones aumentaron brutalmente en un Monumental teñido de blanco y negro, los colores de ambos cuadros, donde los aficionados brasileños estuvieron cerca de ocupar los casi 84.500 asientos disponibles.
Como en la primera parte, el fogueado atacante Hulk fue el hombre más incisivo del Galo, al probar los reflejos de John en sendos zurdazos. A la seguridad del arquero para mantener firme su valla, se sumaron las limitaciones creativas del Mineiro.
Pero el Fogão resistió. Resistió sostenido en su defensa y en el sacrificio de sus diez soldados, incluido el revulsivo atacante Júnior Santos, quien se consagró goleador del certamen con diez tantos al aprovechar un contragolpe en el descuento (90+7).
Unos combatientes del Glorioso que ratificaron el reciente y aplastante dominio brasileño en la Libertadores, cuyos últimos seis trofeos quedaron en manos de representantes de la tierra del 'jogo bonito'.
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