Esta columna desaprueba a PPK al igual que su vacancia.,El país entra otra vez a un proceso de vacancia de resultado incierto pues la votación final que decidirá el futuro de la presidencia de Pedro Pablo Kuczynski va a depender de varias negociaciones políticas. Las dos izquierdas parlamentarias ya están jugadas por la vacancia en asociación con el ‘fujiaprismo’ (Fuerza Popular + el sector aprista Alan García-Mauricio Mulder), mientras en el resto de bancadas habrá una intensa discusión con la posibilidad de nuevas fragmentaciones. La duda mayor estará, sin embargo, en la evolución del pleito en la familia Fujimori. En concreto, cuántos congresistas más podrán atraer Alberto y Kenji del partido de Keiko. Lo ‘avengers’ creen que la continuidad de PPK en Palacio es clave para los eventuales problemas del indulto a Alberto Fujimori. Por ello, irán contra la vacancia que tiene como principal promotora a su hija Keiko. Ni a Shakespeare o a los guionistas de House of Cards se les habría ocurrido un argumento como ese, pero así son las cosas en Perulandia en este tic tac tic tac sobre el futuro de la presidencia de PPK con desenlace incierto porque, como en diciembre, muchos congresistas se guardarán su voto hasta el último minuto. A diferencia, esta columna, que pretende actuar con transparencia frente a sus lectores, señala que, en este momento, con la información disponible hasta hoy, si GfK le preguntara por el desempeño del presidente Kuczynski le respondería por el casillero de la desaprobación en la cartilla de la encuesta, pero si este espacio tuviera un sitio en el congreso, votaría contra la moción de vacancia. La desaprobación, como lo piensa una gran mayoría de peruanos, obedece a que el gobierno de PPK no está teniendo la capacidad de cumplir las metas que se propuso entre muchas otras razones –pero no las únicas– por la impericia que demostró para lidiar en la arena política. Pero confrontado ante la opción de la vacancia, esta columna sigue creyendo que las acusaciones que se le han planteado a PPK son graves y deben ser dilucidadas en la justicia, pero que, mientras, no se debe llegar hasta una decisión tan compleja como la destitución de un presidente. Si el país se acostumbra a destituir a un jefe de estado por mal desempeño o, incluso, si miente, vamos a tener que cambiar de presidente como de camisa, y peor acabaremos si eso se hace, simplemente, por la sed de venganza de Keiko Fujimori o por su miedo debido a que la justicia ya toca a su puerta y a las de los principales dirigentes de su partido.