Dependiente. Señalan que su futuro guarda relación con los acuerdos al interior del fujimorismo. El indulto le ha restado aliados y, con eso, fuerzas para negociar. El llamado "gabinete de la reconciliación" está demorando más de la cuenta.,Los observadores coinciden en el diagnóstico: el presidente constitucional de la República, Pedro Pablo Kuczynski, está maniatado. Limitan sus fuerzas un padre y dos hijos, los Fujimori, que tienen, juntos o separados, el control de un Congreso que podría volver a complicarle la vida. Habiendo ahuyentado con el indulto a las personas que confiaron en él, el mandatario ya no tiene fuerzas para negociar. “Kuczynski no tiene oxígeno propio”, dice David Sulmont, sociólogo de la Universidad Católica y máster de la École des Hautes Études en Sciences Sociales, de París. PUEDES VER Alberto Fujimori no tiene intención de participar en política, asegura Aguinaga “La decisión del indulto le ha bloqueado puentes con el centro y la izquierda. Además, ha perdido credibilidad tanto nacional como internacionalmente. En buena cuenta, se ha ofrecido en bandeja de plata a los fujimoristas esperando que lo que decidan sea benévolo para él”, añade. Fuerza Popular resolverá primero sus conflictos internos, definiendo las cuotas de poder de Keiko y Kenji Fujimori, designando al organizador de la campaña para las regionales y municipales de octubre próximo y perfilando desde ya al candidato presidencial del 2021. De hecho, según Sulmont, los fujimoristas aprovecharán que de momento cortan el jamón para empezar a allanar el camino hacia el 2021. Así, presionarían a PPK para configurar un entorno electoral favorable. “Están interesados en tres cosas: uno, controlar las investigaciones del caso Odebrecht para que no los afecte y poder usar la información que obtengan como arma política contra sus rivales; dos, modificar las reglas electorales poniendo barreras para la participación de precandidatos como Julio Guzmán, Verónika Mendoza y, eventualmente, César Acuña; y tres, garantizar que los nuevos funcionarios de los organismos electorales, el Tribunal Constitucional y el Consejo Nacional de la Magistratura sean a su medida”, comenta. De qué tan permeable sea el Ejecutivo para ceder a estas demandas, afirma, dependerá que el presidente acabe o no su mandato. Cargo funcional Para Nelson Manrique, también sociólogo, historiador y profesor universitario, Kuczynski “puede mantenerse en el cargo en tanto sea funcional a los intereses del fujimorismo. Su destino depende de cómo se resuelve el enfrentamiento al interior de la familia Fujimori”. Plantea dos hipótesis: la más probable es que los fujimoristas se reconcilien, unifiquen su bancada “y mantengan a PPK como un presidente piñata, un elemento decorativo. En este escenario de relativa paz, el mandatario no tendría mayor fuerza ni capacidad para ejecutar obras importantes”. Y la otra posibilidad es que “Alberto y Keiko no lleguen a un acuerdo, en ese caso lo más probable es que PPK caiga rápidamente”. Si la bancada keikista, desvinculada del oficialismo, apoyara una nueva moción de vacancia, es posible que esta vez Nuevo Perú no se retire del hemiciclo y sume sus votos. El hecho de que al presidente le quedan menos aliados se demuestra, según Manrique, en las más de dos semanas que está demorando la conformación del llamado “gabinete de la reconciliación”. “La gente decente no quiere aparecer asociada a este Gobierno. Por eso mismo, los ministros que sean elegidos, porque siempre hay voluntarios para ser ministros, van a tener muy poca legitimidad. Y entonces será un gabinete que, en lugar de refrescar, continuará el proceso de deterioro del Gobierno”, asegura el también docente de la PUCP. Al periodista Gustavo Gorriti, director de IDL Reporteros, no le queda claro qué reconciliación busca el presidente con su gabinete. “Hay que definir de qué nos vamos a reconciliar. ¿De las mentiras de Kuczynski? ¿Vamos a reconciliarnos entre sinceros y mentirosos? ¿Entre honestos y ladrones? ¿Entre memoriosos y amnésicos? ¿Nos vamos a reconciliar con cleptócratas?”, se pregunta. Y agrega: “Para que haya reconciliación tiene que haber un cierto acuerdo sobre cómo se describe la realidad histórica [el terrorismo de Sendero, por ejemplo], no puede haber interpretaciones completamente diferentes de la realidad. Estaríamos en una reconciliación psicótica. De otro lado, no se puede establecer una sinonimia entre reconciliación y olvido”. El hecho de que al presidente le quedan menos aliados se demuestra, según Manrique, en las más de dos semanas que está demorando el gabinete. La presión ciudadana aumenta - Para Luis Benavente, director de la consultora Vox Populi, "PPK se convirtió luego del indulto en el personaje menos querido en el Perú o, para decirlo de otro modo, en el más rechazado". - Benavente cree que "la calle se va a seguir poniendo fuerte en estos días. Y algunos medios que apoyaron a PPK se empiezan a dar cuenta de que ya no tiene el respaldo de antes y, por lo tanto, no será conveniente ampararlo". - Si bien según la última encuesta de Ipsos el 56% de peruanos aprobaba el indulto, el 63% tenía claro que la decisión había sido producto de una negociación por la vacancia.